Aquí abajo en el suelo (y VIII)

He de confesarte algo, aunque me da algo de vergüenza. Bueno, en realidad no sé muy bien qué sensación es, más bien creo que son muchas sensaciones juntas y que se desvirtúan. Cada día, varias veces al día, entro en tu pequeño rincón para leer tus pensamientos, y la sorpresa que me asalta cada vez que encuentro un pensamiento nuevo es indescriptible. Me da igual si ese pensamiento es para mí o no, el simple hecho de poder saber algo de ti me reconforta. Luego de leerlo ya llegará el momento de la incertidumbre, la alegría, la tristeza, la melancolía… Pero eso es después, y lo que realmente importa es la primera sensación de júbilo.

Estando aquí abajo en el suelo te acabas acostumbrando a los regalos que caen del cielo, insignificantes tal vez para aquellos que viven ahí arriba en el cielo. Vuelves a estar acompañada ahí arriba, supongo que apenas tienes tiempo para echar de menos, pero sólo quiero que sepas que aquí abajo siempre me faltas cuando nos separamos.

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