Clásico poema de Francisco Gómez de Quevedo y Santibáñez Villegas.
Es hielo abrasador, es fuego helado, es herida que duele y no se siente, es un soñado bien, un mal presente, es un breve descanso muy cansado. Es un descuido que nos da cuidado, un cobarde con nombre de valiente, un andar solitario entre la gente, un amar solamente ser amado. Es una libertad encarcelada, que dura hasta el postrero paroxismo, enfermedad que crece si es curada. Este es el niño Amor, éste es tu abismo. ¡Mirad cual amistad tendrá con nada el que en todo es contrario de sí mismo!
Así de contradictorio es.
… Un andar solitario entre la gente…