Perfumes

No recuerdo si se lo dije alguna vez o no… Me encantaba su perfume…

Helado de Málaga

Siempre me ha encantado el helado de Málaga así que he indagado por internet para encontrar una receta. No es que me vaya a poner a hacer tarrinas de helados, pero siempre es bueno saber la receta por si algún día me da por probar.

Ingredientes:

  • 2 huevos
  • 200 ml de nata líquida
  • 10-20 gramos de azúcar
  • 30 gramos de pasas
  • 30 gramos de vino dulce de Jerez

Preparación:

  1. Se bañan las pasas en vino dulce de Jerez y se dejan en frío durante un día.
  2. Se baten las yemas con el azúcar.
  3. Se bate la nata y se añaden las pasas con el vino.
  4. Se mezcla todo y lo ponemos en el congelador.
  5. 30 minutos más tarde se baten las claras a punto de nieve y se añaden poco a poco a la mezcla un poco congelada.
  6. Se deja en el congelador, al menos, 90 minutos.

Cuando pruebe a hacer la receta ya lo contaré por aquí.

Saturación

Al final se han cumplido mis temores…

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¿Será necesario contratar un paquete de pago? Lo bueno se suele acabar, por una o por otra causa…

De vuelta otra vez

A veces me callo, no porque quiera, sino por los demás. Normalmente no me puedo controlar y digo lo que pienso, pero otras veces me veo censurado. No me gusta, lo siento, siempre me he impuesto un régimen de libertad respecto a mis pensamientos, y el hecho de acallarlos no me sienta bien. Te diría y haría muchas cosas, así como callaría y omitiría otras tantas que guardo porque, ¿de qué me sirve diseccionarme si luego no guardo nada para mí? No, no puede ser, y es que necesito algo que me sane y algo que me dañe para poder seguir adelante y obligarme a generar nuevos pensamientos.

Vivir cómodamente no lleva a ninguna parte salvo al aburrimiento y la monotonía. Es por eso que necesito guardar algo, bueno y malo. Sólo requiero algo a cambio, el saber que sientes algo por mí y que me dé esperanzas, algo a lo que este naúfrago pueda agarrarse en el mar de la vida, mi vida, y me permita seguir nadando hacia delante.

Aquel día

He vuelto a pensar en aquel día, cuando te conté aquello que guardaba celosamente. No sé si debí decírtelo o no, porque la serie de acontecimientos que acaecieron después de mis palabras pueden ser considerados como felices o tristes. Secuestraste a mis sueños de infancia desde aquella vez que te vi, mostrándote como una revelación camino de la playa. Yo, encaramado a mi timidez sólo miraba mientras tú no te fijabas en mí… ¿Quién se iba a fijar en mí? Incluso ahora, ¿quién lo hace? Años después apareciste tan cerca que te sentía incluso más lejos que aquella primera vez… Hasta aquel día.

Volví a pensar en él, me situé y la obra de teatro se reanudó en mi memoria. Días después te olvidarías de mí, bajo la excusa etílica, y harías lo que, desde entonces y hasta en estos instantes, consideras un error, el error que propiciaría mi caída desde el pedestal que había preparado para los dos. Desengáñate, jamás sentirás el fuego que ardía en mí bajo la piel de nadie. Fuiste un regalo caído desde algún lugar antes inalcanzable para mí, y estuviste entre mis manos lo suficiente para acariciarte y escapar entre mis dedos para perderte en la bruma.

Por siempre y ahora… Pienso en aquel día.