[…] A veces pienso que las personas malas tienen más suerte que las buenas personas. Mi marido, por ejemplo, era buenísimo con todo el mundo y murió de cáncer de esófago. Ya por último tenía que darle de comer por una sonda que tenía en la barriga y le llegaba hasta el estómago. Por suerte no le dolía, pero estaba consumido…
Él trabajaba en el Cabildo y una vez le regalaron una caja de whisky, ¿sabe cuál es el White Label? Bueno, pues él la aceptó pero cuando llegó a casa me dijo que la tirase a la basura porque por lo visto es medio malo. Por aquel entonces su hermano tenía la costumbre de venir a mi casa a tomar el aperitivo. Entonces, lo que hice fue rellenar la botella de Johnnie Walker de mi marido con el White Label que le había regalado, no iba a tirar una caja entera de whisky a la basura. Las botellas de antes se podían rellenar, no como las de ahora, así que me fue fácil hacerlo.
Bueno, pues mi cuñado día tras día bebía de esa botella y acabó bebiéndose la caja entera. Lo que más gracia me hacía es que cuando se tomaba la copa se relamía todo y decía «es que no hay nada como un Johnnie Walker«. Mi marido decía que no tenía perdón por estar engañando a su hermano así, pero tampoco es que lo estuviese envenenando, ¿no? […]
Te saludo desde Gran Canaria, aunque soy natural de Agaete, he venido a vivir a Las Palmas desde hace unos meses.
Qué blog más lindo tienes.
Un abrazo.
http://www.heliodoro.wordpress.com
Gracias, se hace lo que se puede… ^_^
Saludos!
gracias por todo se hace todo lo que uno se propone