Hasta hace unos días, mi formación reticular me estaba pidiendo tregua. Y es que todo comenzó el jueves pasado con la salida nocturna a La Laguna. Luego el viernes tuve partido y salí de nuevo, pero para la Calle de la Noria en Santa Cruz. El sábado tuve la cena de despedida de la doctora [A]. El domingo fui a la Romería de Tegueste desde por la mañana hasta por la noche. El lunes por la noche directamente no dormí por razones que no vienen a cuento. El martes tuve el cumpleaños de [E], después el partido del derbi y luego un amago de sueño por razones que tampoco vienen a cuento. Por fin, ya miércoles, pude dormir tranquilamente aprovechando que este jueves era día festivo en el trabajo.
Nada sano, nada sano…