A veces me callo, no porque quiera, sino por los demás. Normalmente no me puedo controlar y digo lo que pienso, pero otras veces me veo censurado. No me gusta, lo siento, siempre me he impuesto un régimen de libertad respecto a mis pensamientos, y el hecho de acallarlos no me sienta bien. Te diría y haría muchas cosas, así como callaría y omitiría otras tantas que guardo porque, ¿de qué me sirve diseccionarme si luego no guardo nada para mí? No, no puede ser, y es que necesito algo que me sane y algo que me dañe para poder seguir adelante y obligarme a generar nuevos pensamientos.
Vivir cómodamente no lleva a ninguna parte salvo al aburrimiento y la monotonía. Es por eso que necesito guardar algo, bueno y malo. Sólo requiero algo a cambio, el saber que sientes algo por mí y que me dé esperanzas, algo a lo que este naúfrago pueda agarrarse en el mar de la vida, mi vida, y me permita seguir nadando hacia delante.