Mañana es mi cumpleaños, y de regalo tengo un examen de Neuro de Fisioterapia. Siempre me toca algún examen en mi cumpleaños, no sé cómo me las arreglo. No tengo ganas de seguir repasando, ya estoy cansado de este curso, tengo ganas de terminar y punto… Ojalá no tuviese que hacer exámenes, pero por desgracia la cosa no funciona así.
Nadal wins!
Voy un poco atrasado, pero es que me acabo de acordar que tenía que escribir algo sobre el gran triunfo de Nadal en Roland Garros. Me vi el partido entero, con nervios, pero valió la pena. El español luchó hasta el último punto contra Puertas, y no le fue muy fácil vencerle, pero al final tuvo su recompensa y su premio. Felicidades chaval.
Anoche soñé…
Anoche soñé que volvía a Manderley. En mi sueño me encontraba ante la verja del parque, pero durante algunos momentos no pude entrar.
Así empieza la película de Hitchcock «Rebeca», así como también el libro del mismo título de Daphne du Maurier. No he tenido el placer de leer el libro, pero sí he visto la película, una joya como otras tantas del maestro del suspense. En ningún momento se ve a Rebeca, pero se siente durante toda la película.
Manderley es la mansión, una casa que guarda los momentos de la vida, momentos buenos y malos, momentos que en el recuerdo resuenan. Cada persona tiene su Manderley, puede ser una casa al estilo colonial, rodeada de un frondoso jardín en alguna isla paradisíaca, o una cabaña de madera que destaca sobre el blanco paisaje nevado. Manderley guarda algo en su interior, así que tampoco es necesario que sea un lugar.
Tú eres mi Manderley, y anoche soñé que volvía a ti, que entraba en tus dominios una vez más. Soñé que me envolvías de nuevo.
¿Lo soñé?
Nach Scratch – Odio
Siento odio hacia todo, siento odio hacia mí mismo.
Odio a la gente que miente, resignarme a la verdad,
odio el peligro, odio la seguridad.
Odio tanto que creo que voy a vomitar,
Odio aguantar mi odio y también odio gritar.
Odio al honrado, odio al ladrón. Odio el rencor, odio el perdón.
Odio el sexo salvaje y ponerme el condón,
odio sentir latir tu corazón.
Odio al que trabaja, y odio aún más al vago.
Odio a los envidiosos que critican lo que hago,
odio los favores, odio las putadas,
odio a tu padre por chulo y a tu madre por pesada.
Odio al que ofrece, y odio al que pide.
Odio al mediocre y al que se cree que es un líder,
odio al tímido y al que se siente importante,
odio el mundo… España… Alicante
Odio… de día y de noche yo siento.
Odio… con sol y con lluvia yo siento
Odio… en silencio o en ruido yo siento
Odio… odio… odio.
Odio al mendigo, y odio al empresario.
Odio al ignorante, odio mucho más al sabio,
Odio sentir tu imagen estés cerca o estés lejos,
y también odio mirarme cada día en el espejo.
Odio al homosexual, y al heterosexual.
odio al solidario y al que todo le da igual
Odio dormir de día, y odio vivir de noche,
odio ver a niños ricos en la calle con su coche.
Odio los reproches, odio los derroches,
te odio a ti porque odio a los fantoches.
Odio a mc’s baratos, odio a mc’s cabrones,
odio a mc’s copiones y odio a mc’s que dan lecciones.
Odio odiar, odio amar, odio jugar, odio luchar,
odio dudar, odio ganar aunque también odio perder,
odio saber que haré mañana y no saber lo que hice ayer.
Odio crecer, odio aprender,
odio ver amanecer y odio ver anochecer,
odio la luz del sol y odio sentir el viento,
lo odio todo… es así como me siento.
Odio la paz y odio la guerra, Âÿno te das cuenta?.
Te odio a ti hijo de perra,
odio todo lo que veo en esta habitación…
a la mierda, acabo ya porque odio esta canción.
Frank-T y Zenith – La Verdad
Morir lentamente
Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito, repitiendo todos los días los mismos trayectos, quien no cambia de marca, no arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce.
Muere lentamente quien evita una pasión, quien prefiere el negro sobre blanco y los puntos sobre las «íes» a un remolino de emociones, justamente las que rescatan el brillo de los ojos, sonrisas de los bostezos, corazones a los tropiezos y sentimientos.
Muere lentamente quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo, quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien no se permite por lo menos una vez en la vida, huir de los consejos sensatos.
Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no encuentra gracia en sí mismo.
Muere lentamente quien destruye su amor propio, quien no se deja ayudar.
Muere lentamente, quien pasa los días quejándose de su mala suerte o de la lluvia incesante.
Muere lentamente, quien abandona un proyecto antes de iniciarlo, no preguntando de un asunto que desconoce o no respondiendo cuando le indagan sobre algo que sabe.
Evitemos la muerte en suaves cuotas, recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor que el simple hecho de respirar. Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos una espléndida felicidad.
Pablo Neruda