Inconexus (y VI)

Dime quién sufre más, el que se queda o el que se va.

La vida es bella, somos nosotros los que la complicamos.

Demasiado lejos como para no estar cerca.

Más vale borracho conocido que alcohólico anónimo.

Algunas películas

Ayer fui con [I] a ver «Madagascar«, ya que la otra vez tuvimos que irnos a mitad de la peli por problemas en mi casa. Está bastante graciosa, la verdad, pero es una pena que las películas de dibujos en papel se estén perdiendo tanto. Ahora el ordenador hace las cosas mucho más fáciles, pero bueno…

Otras películas que tengo en mente ver son «Charlie y la fábrica de chocolate«, que recuerdo ver la original de los años 70 con Gene Wilder como Willy Wonka. Otra que me gustaría ver es «La Guerra de los Mundos«, no por ver al Tommy Cruise sino por la película en sí. Me acuerdo de Orson Welles con su retransmisión radiofónica, leyendo el libro de H.G. Wells.

Hablando de H.G. Wells, muchas películas se han rodado teniendo como base sus libros.

Aquí abajo en el suelo (y II)

El problema de estar aquí en el suelo es que no sabes qué ocurre ahí arriba en el cielo. ¿Con quién compartes tu cama de nubes? ¿Quién te mira y te toca cuando te quitas tu vestido de estrellas? ¿Quién comparte tus momentos de oscuridad cuando se va la luz de la luna? Aquí abajo en el suelo tan sólo estoy acompañado de mi soledad, y lo único que puedo hacer es hablar solo con los dos. Pienso muchas cosas, pienso en ti, en mí, en todos los que vuelan ahí arriba contigo…

Recuerdo cada uno de los momentos en los que bajas hasta aquí debajo, me tomas de la mano y remontas el vuelo conmigo a tu lado, abrazado a ti. Todos ellos me odian, porque al fin y al cabo me envidian, envidian que esté en tu compañía, que me apropie del lucero que ilumina el firmamento. También los envidio a ellos, porque tienen alas y pueden volar a tu lado. Podría decir que ellos no conocen tu piel como yo, pero no lo sé. Es lo que ocurre cuando vives aquí abajo en el suelo, la incertidumbre, la duda, acaba siendo una compañera perpetua.

Sobrevivo al frío que hace aquí abajo tan sólo porque recojo cada una de las plumas que caen de tus alas, las tomo mientras caen flotando desde las alturas, y las guardo en mi rinconcito para abrigarme con ellas y dormir rodeado de tu aroma, recordando momentos mejores y sumido en sueños agradables que me hacen olvidar lo lúgubre que es la vida en el suelo.

Me marcho a dormir, tan sólo deseando aparecer fugazmente entre tus sueños, ya que siempre estás presente en los míos.

Aquí abajo en el suelo

Siempre estás ahí arriba, compartiendo el cielo con las aves, flotando grácilmente con tus alas negras. Mientras, yo sigo aquí abajo en el suelo, observando cómo los pájaros alzan en vuelo hacia su destino, volando alto y libres, soñando y deseando poder ser uno de ellos, sólo para estar a tu lado.

Aquí abajo, en el suelo, deseando algo más, algo mejor. Un día encontrarás que tengo alas en mi mente, que me llevarán alto hasta ti, por fin, después de tanto sufrimiento. Mientras tanto, si por casualidad miras hacia abajo, si prestas atención algún día a éste que está aqui, si escuchas algún ruido a tus pies, en el suelo, espero que sepas que tan sólo soy yo, intentando volar hasta ti.