Las bebidas con burbujas se denominan carbonatadas porque tienen ácido carbónico disuelto en agua. El ácido carbónico [H2CO3 (l)] se encuentra en equilibrio químico con el CO2 (g) según la reacción:
H2CO3 (l) + calor ↔ CO2 (g) + H2O (l)
El ácido carbónico es un ácido débil, es decir, su constante de disociación es baja [Ka > 1], se descompone fácilmente en agua [H2O (l)] y dióxido de carbono [CO2 (g)] si el equilibrio químico se ve alterado. Es por eso que estas bebidas tienen burbujitas, procedentes todas ellas de la disociación del ácido carbónico.
Cuando abrimos una botella de refresco se produce una expulsión de CO2 (g) contenido a presión en su interior. La consecuencia es el desplazamiento el equilibrio hacia la obtención de más dióxido de carbono (hacia la derecha) según el principio de Le Chatelier, ya que la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera es mucho menor que la concentración de ácido carbónico. Entonces comienza la descomposición del H2CO3 (l) desprendiendo CO2 (g) en forma de burbujas que pasa a la atmósfera y H2O (l) que pasa a la disolución.
Si dejamos la botella abierta va perdiendo dióxido de carbono debido al proceso anterior hasta que no quedan más burbujas, es decir, no queda más ácido carbónico para disociar y, por lo tanto, nada de dióxido de carbono en la disolución. Además, dicho proceso de disociación se favorece cuando aumenta la temperatura, ya que la reacción es endotérmica. Es por eso que se suelen tomar estas bebidas muy frías, para que una vez servidas el frío compense un poco el equilibrio hacia la izquierda.