Pues ciertamente tengo este fragmento de texto guardado, pero no sé quién es el autor ni nada de nada. A continuación paso a hacer copy – paste:
La señora Ciriaca Valdetorres, viuda de Horcajo, la mamá de la Capitolina y cuarta suegra en funciones del señor Ramón, luce aleta dorsal como los tiburones, sólo que más recia y carnosa y menos ofensiva y musculada. Las chepas de las señoras mayores suelen ser más a lo manso y camello que a lo bravo y escualo: es ésta casi una regla general o, al menos, una regla que tiene muy contadas y escasas excepciones. La señora Ciriaca, en sus viciosas y decadentes ansias seniles, también gasta calva, lo que le da un aspecto muy interesante. Su yerno, el señor Ramón, un 31 de enero -San Ciriaco, mártir de Alejandría-, quiso sacarle brillo a la calva de su cuarta suegra con líquido limpiaventanas pero, como la condenada no se estuvo quieta, se le fue el pulso, se le derramó medio frasco en un ojo y, claro es, la dejó tuerta. La cosa (salvo el detalle de que la señora Ciriaca se quedó con un ojo de color yogur) tuvo su gracia, sin duda alguna, y los amigos del señor Ramón se partían de risa cuando el señor Ramón se lo contaba.
Sin duda un documento extraorinario