João Linguaferro

Otra historia que se me ocurrió así de pronto sólo porque escuché en la radio algo sobre alguien apellidado Ferro. Entonces hice una relación entre Ferro y algo de hierro y me imaginé alguien con la lengua de hierro, que siempre decía lo que pensaba. A partir de ahí todo salió de la improvisación.

RestJoão era un señor de piel oscura, requemada por el sol, que le hacía aparentar más de los cincuenta años que cargaba a su espalda. Nunca fue muy amigo de nadie tal vez porque siempre decía lo que pensaba sin importarle las consecuencias. Después de todo, su apellido tenía mucho que ver con su forma de ser. Las causas de su comportamiento eran atribuidas por algunos a una indiferencia total por las personas mientras que otros bajaraban la posibilidad de que estuviese loco.

Ni los unos ni los otros acertaban, ya que sólo a mí me confesó la verdad. Lo conocí la misma tarde que llegué a aquel pueblecito olvidado de la mano de dios en el bar cercano a mi apartamento. Escuché un disparo y salí corriendo para ver qué sucedía, por si había algún herido y sí que lo había.

Sobre el entarimado yacía él con su piel arrugada cubierta con sangre que manaba de su pecho. Al parecer un comentario de los suyos había molestado más que de costumbre y como respuesta había recibido un balazo.
-¡Pues sí que tengo que estar jodido si ya está aquí el enterrador!-dijo tosiendo sangre por la boca.

Me quedé paralizado a poca distancia de él por las palabras que me había dedicado, así que supuse que le habían hablado sobre mí y mi trabajo. Me repuse y me acerqué a él para intentar ayudarlo mientras todos los demás se alejaban o bien se giraban hacia otra parte, tal era la simpatía que proferían por el pobre viejo moribundo. Entonces João me agarró por el cuello y me dijo aquellas palabras al oído entre los estertores:

-Nunca quise que me apreciaran. Así nadie sentiría la muerte de este viejo…

Y allí murió, en el suelo del bar atendido por la única persona que asistió a su entierro. Por las tardes, cuando las últimas luces despuntan en el horizonte, me suelo sentar al lado de su tumba a charlar con él, porque sé con certeza que es la única persona sincera que conozco.

Virtualidad real

Una historia que se me ocurrió así de pronto y como hace tiempo que no escribo nada creativo pues tenía que aprovechar el tirón.

FantasyOcadia y Halbort al fin veían consumados sus más fervorosos deseos y yacían exhaustos en el lecho de sábanas rojas. Hablaban calladamente mirándose a los ojos en silencio, disfrutando de la merecida paz después de haber derrotado al malvado Arcipreste que había asesinado al rey y se había proclamado señor del reino. Ahora eran ellos dos reina y rey legítimos después de la suntuosa boda cuyas celebraciones durarían una semana.Todavía no podían creer que la paz hubiese vuelto al reino, y a tenor de los acontecimientos iba a durar muchos años.

Al fin, vencidos por el cansancio se abandonaron al reino de los sueños abrazados el uno al otro. Después de mucho tiempo Halbort lograba conciliar un sueño pacífico sin funestas visiones de asesinatos y destrucción pero algo en él se agitó intranquilo, haciéndole sentir un gran vacío como ya había sentido anteriormente, durante el reinado del Arcipreste.

Se despertó bañado en sudor y descubrió que su esposa no se encontraba a su lado. Nervioso la buscó en todos los rincones de los aposentos reales hasta que encontró en la balconada una nota sujeta a la madera con una flecha de plumas negras. Arrancó la nota con una mezcla de ira y temor sólo para comprobar su terrible corazonada: su esposa había sido raptada por Rahs-a-gul, lugarteniente del Arcipreste.

En alquel momento un desgarrador grito despertó a todo el palacio y procedía de los aposentos reales…

[…]

Eran las diez de la mañana mientras sonaba el tono de llamada en el auricular del teléfono hasta que alguien respondió al otro lado de la línea.

-¿Sí? ¿Quién es?

-Buenos días Frank, ¿qué tal está tu secretaria Cindy?

-¿Josh? ¿Hola tío, cómo está mi guionista favorito?

-Bien, bien, no me quejo…

-¡El videojuego está siendo un bombazo, hace una semana que lo sacamos al mercado y ya está batiendo todos los récords!

-Ya, ya, estoy al corriente y mi cuenta bancaria también. Oye, tengo una idea para la segunda parte de «El destino de Ocadia»…

Letras y demás

AjenoSé que es una bobería, pero cuando me aburro suelo pensar en ellas [en boberías; no en las bobas]. Siempre me han resultado curiosas estas dos palabras y la diferencia que hay entre ellas:

  • Anejo: unido, pegado a algo o alguien.
  • Ajeno: perteneciente a otra persona.

Hay que ver cómo cambia el significado sólo cambiando unas letras de lugar… Si saben de más ejemplos [parecidos a éste] no duden en dejarlos en los comentarios.

Complejo de autosuficiencia

– … y es por eso por lo que nadie te quiere…

Ella giró su cara ocultando las lágrimas que brotaban de sus ojos, espejos de su alma dolida por mis palabras. Y es que no hay peor ofensa que la verdad misma, porque cada palabra se clava dentro con la fuerza de la certeza de lo innegable. Secas ya sus lágrimas me volvió a mirar a los ojos para increparme por cada letra de cada palabra dicha.

– No culpes al espejo por el reflejo que ves en él -le dije.

Y allí la dejé, silenciosa, rencorosa, dolida y odiándome, tal vez hasta la eternidad.

Últimas lecturas

Ahora me ha dado por leerme los libros de Harry Potter, y es que toda la culpa la tiene mi hermana por decirme que me leyese el primero… Ahora estoy enganchado con el tercero Harry Potter y el prisionero de Azkaban, y se nota la cantidad de detalles que se saltaron en la película…

Demagogia, la palabra de moda

Todo el mundo la usa y es que por lo visto todo el mundo hace demagogia. Tal cosa es demagogia, la otra cosa es un ejercicio de demagogia, todo lo que digan es demagogia… Si no te encuentras entre tanta demagogia puedes entretenerte mirando el significado según la RAE:

demagogia.
(Del gr. δημαγωγία).
1. f. Práctica política consistente en ganarse con halagos el favor popular.
2. f. Degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder.

Pues sí, así está la cosa entre tanto demagogo, y no quiero entrar en la demagogia así que por si acaso me voy a ir a almorzar que tengo el síndrome del abdomen rugiente [hambre exagerada].