Por favor disculpa a mis ojos porque buscan el mar donde no debería estar, y al ver el sol tras el cristal me hacen pensar que hará calor. Igual que pienso en quién era yo para ti y para mí, y cómo, tan falto de todo y nada, confundía lo que había entre nosotros con el amor. Tenías mis latidos a tu merced, a veces clavados como punzadas, cuando me hacías pensar que llegaba el final. Otras, como tormentas con truenos, cuando querías volver a entrar, y yo siempre te dejaba. Y te decía que siempre habría sitio para ti, incluso cuando no lo había, pero yo lo buscaba, desechando otras cosas sólo para hacerte un hueco en mi corazón. Si sabes que sólo quiero nadar en tu mar y acabo siendo un barco varado entre dunas. Si sabes que sólo quiero bañarme en tu calor y tan sólo eres dolorosamente fría. Aún mis ojos sueñan con un amor, ¿quién no lo hace cuando tu compañía es ausencia? Dime... Dime por qué, ¿por qué siempre confundes mis ojos?