Me gusta que me soprendan, pero no que me engañen.
No creo en los fantasmas pero, como cualquier persona sensata, les tengo miedo.
Llega un momento en el que maduras y ganas la autoconfianza suficiente como para aceptar tu cuerpo.
Me gusta que me soprendan, pero no que me engañen.
No creo en los fantasmas pero, como cualquier persona sensata, les tengo miedo.
Llega un momento en el que maduras y ganas la autoconfianza suficiente como para aceptar tu cuerpo.