Que sepas que no es nada fácil cuando despierto de madrugada con frío, temblando en la cama. Y al girarme te huelo, y en la oscuridad te tiento para calmar lo que siento, pero es sólo tu olor en mi almohada. Que sepas que no es nada fácil cuando a mi lado te veo pasar y un silencio helado me hace callar. Y quiero poder decirte que tienes razón, que soy cobarde, sin agallas, por no animarme a tan sólo dejarme llevar. Que sepas que no es nada fácil no mirate, tan lejos y tan cerca cuando tan sólo ayer besaba tu nuca. Porque aún perdura el recuerdo sobre mis labios, aquellos besos mudos, de cuando nos unimos en el nudo de quien al fin encuentra lo que busca. Que sepas que no es nada fácil arrancar del pecho la esperanza apostando todo o nada a la ausencia. Para luego darte cuenta que esa presión que tanto aprieta no abandona, se aferra a la puerta y más se clava como una lanza. Pero supongo que tú ya lo sabes, que no es nada fácil... Sentir.