Quiero reclamar mi derecho a poder sentirme mal y poder estar triste; ya está bien de tanto buen rollo y tanto positivismo impuesto.
Es más fácil dudar que preguntar, es más fácil quejarse que ponerle solución, pero lo fácil a menudo no es lo correcto.
Será que me estoy haciendo viejo, o será que me estoy volviendo más intransigente, o que pienso en retrospectiva y fruto de esa comparación me pregunto si en general estamos involucionando.