La naturaleza nos regala detalles todos los días pero sólo unos pocos son capaces de darse cuenta.
¿Por qué si alguien nos gusta no se lo decimos directamente? Podríamos ahorrarnos muchos quebraderos de cabeza.
Los únicos arranques de sinceridad que podrían llegar a considerarse como poco adecuados son aquellos que surgen del egoísmo.