El ejercicio no compensa los hábitos alimenticios negativos, así que no lo uses como excusa para tus excesos.
Hablar claro no es tan difícil como parece; además, solucionaría muchos problemas de comunicación.
No te conformes con las migas de un pan rancio y mohoso, pero mucho menos cuando a cambio se te ofrece uno recién hecho.