Pensamiento del día

Las emociones siempre andan en lucha con la razón y muy pocas veces suelen llegar a un consenso.

Muchas veces pensamos, recapacitamos y decidimos no actuar por temor a las consecuencias de nuestros actos. El miedo encadena nuestra vida y hace que no podamos alejarnos más allá del horizonte.

En ocasiones pasamos tanto tiempo entre cavilaciones que, cuando al final nos decidimos, ya es demasiado tarde. El tiempo no espera por nosotros y las oportunidades rara vez se presentan dos veces.

Otras veces actuamos fervientemente sin pensar previamente en las repercusiones. El ímpetu nos da fuerzas pero no siempre nos guía en la dirección correcta.

La nostalgia por aquello que no llevamos a cabo es más dolorosa que las heridas de nuestras acciones, porque la incertidumbre deja mucho espacio a la imaginación y la esperanza mientras que las consecuencias son inamovibles.

Adiós, amor

AVISO: existe una nueva edición de «Adiós, amor» disponible desde diciembre del 2017. Sigue el siguiente enlace:

2ª EDICIÓN DE «ADIÓS, AMOR»


He decidido sorprender y hacerme un regalo con la excusa que hoy es mi vigésimosexto cumpleaños.


La contraportada y la portada

Después de un esfuerzo increíble he conseguido terminar con este proyecto en el que llevaba embarcado desde hacía tantos meses. Es difícil para alguien inconformista colgar el cartel de «FIN» en algo así, sobre todo porque lo que comenzó siendo un par de hojas escritas ha acabado siendo algo más que eso, un lugar donde he ido apuntando día a día las ideas que han ido surgiendo. Nunca he pensado en ganar dinero a costa de mis palabras, no soy un escritor profesional ni nada parecido, así que por eso he decidido publicarlo como una edición digital con una descarga libre para todo el mundo.

Seguramente, a pesar de haber revisado el texto una y otra vez todavía contenga algún que otro error gramatical, falten palabras o sobre alguna. En caso de ser así, espero ser avisado para poder corregirlo en la mayor brevedad.


Pedantes

A menudo usamos palabras de manera cotidiana sin conocer su verdadero significado. Echando mano del diccionario de la Real Academia Española encuentro que pedante es una «persona engreída y que hace inoportuno y vano alarde de erudición, téngala o no en realidad». A continuación he encontrado que una persona engreída es aquella «que está demasiado convencida de su valer».

En algo en lo que coincido completamente con mi hermana es que los dos odiamos a todas esas personas que se regodean en su propia ignorancia, como los cerdos que disfrutan revolcándose en el lodo y su propia mierda. Cuando son corregidos se lo toman como una ofensa ya que se sienten marcados como lo que son, unos estúpidos felices de serlo cuya mayor aspiración es continuar alegremente en su posición, y responden de la mejor manera de la que son capaces, con adjetivos despectivos como «pedante».

No se les debe culpar por ello, sería como recriminarle a los cerdos su auténtica naturaleza porcina. Su respuesta, me refiero a los ignorantes, es inherente a su propia condición ya que muy a menudo contraatacan negando categóricamente de manera insulsa y al solicitarles alguna razón coherente para tal respuesta carecen de argumentos para defenderse. Otros, los que se atreven a responder con algún argumento, realizan un ejercicio de dialéctica con el que no consiguen sino hacer más alarde de su ignorancia.

En ambos casos, cuando son refutados y tienen que batirse en retirada, no aprovechan la ocasión para desterrar de su mente esos pensamientos equivocados, muy al contrario, se reafirman aún más en ellos precisamente porque consideran que se hallan en posesión de la verdad mientras que su contrincante está completamente errado en sus ideas.

Sí, probablemente en multitud de ocasiones intentamos mostrar nuestros conocimientos, acertados en la mayor parte de los casos, de manera inoportuna y absolutamente vana, precisamente porque en lugar de disfrutar de la agradable compañía de contertulios coherentes nos encontramos en presencia de ignorantes pagados de sí mismos y, obviamente, ante tal panorama esperpéntico, no es de extrañar que comparativamente nuestra valía esté muy por encima de cualquiera de ellos.

Como quería demostrar, afirmo rotundamente que en estas condiciones sí que he sido un pedante, puede que el mayor con el que hayan topado ciertas personas.

Pensamiento del día

Dolet ergo sum.

Cuando se trata de lidiar con la presunción, el engreimiento o la pedantería es preferible esquivar en lugar de confrontar.

Recordar viejos tiempos, aunque sean buenos, no es muy aconsejable; sin embargo, traerlos de nuevo hasta el presente y disfrutarlos una vez más es algo gratificante.

Cuestión de confianza

Siempre antes de ducharme me detengo un instante frente al espejo y dedico unos minutos a mirar lo que se refleja en él. No soy narcisista ni nada por el estilo, simplemente soy observador por diseño, nada más.

No puedo decir que me guste mi cuerpo, pecaría de vanidoso. Tampoco puedo decir que no me guste, eso sería mentir. Hay cosas que me gustaría cambiar, así como también hay cosas que preferiría que se mantuviesen como están. ¿Cómo llegar a un consenso?

Simplemente acepto mi anatomía tal y como es, lo cual no niega mi condición de inconformista, tan sólo reafirma el sentido pragmático con el que me tomo la vida. Solamente me preocupo por las cosas realmente importantes, el resto es tierra en el camino. Si algo no se puede cambiar, acéptalo tal y como es.

Nunca disfrutarás por completo de otro cuerpo si no aceptas el tuyo propio, es algo en lo que creo firmemente. La experiencia me ha dado la razón en ello, las inseguridades son taras que pasan factura en muchos aspectos de nuestra vida, desde la capacidad para hablar en público hasta una relación interpersonal.

Si no tienes seguridad en ti mismo, nunca sentirás esa seguridad en otra persona. No obstante, nadie nunca posee una absoluta confianza en sí mismo y si alguien dice lo contrario simplemente está mintiendo. Tan sólo se trata de minimizar las inseguridades.

Si quieres disfrutar de la vida conoce tus capacidades y confía en ellas.