Renta
Hoy por la mañana llegó a mi casa el borrador de la Renta 2006. Cuál sería mi sorpresa cuando, junto a las retenciones de mi trabajo en Ifara, me veo las retenciones del Club Deportivo Tenerife S.A.D. cuando estuve trabajando con ellos la temporada pasada. Parece ser que al final sí hicieron algo bien.
Ah, sí, me sale a devolver 2.52€, lo suficiente como para 5 capuccinos de la máquina de personal de Ifara.
José Feliciano – La copa rota
No sé si les había comentado que estoy aprendiendo a tocar la guitarra española. Pues gracias a mi compañero [J] conocí una canción de José Feliciano que cuando la escuché la primera vez me quedé impresionado. Pues nada, me puse a buscar en LaCuerda los acordes de la canción y practicando he logrado llegar a controlar un poco el tema.
El mayor problema es que los pulpejos de los dedos de la mano izquierda los tengo fastidiados de pulsar las cuerdas y he tenido que dejarlo porque ya estaba perdiendo la sensibilidad fina. Me queda pendiente poder coordinarme de manera que pueda cantar y tocar la canción en simultáneo. Aquí está la canción para el deleite del populacho en general.
El respeto
Me acuerdo de las conversaciones que tenía con el Profesor, pero de una en especial que me hizo plantearme muchas cosas en mi vida.
[…] Mira, te voy a decir una cosa: ya tengo mis años y tengo que ir escapando con el trabajo que tengo, dentro de poco me tengo que jubilar y me tendré que tomar una pastillita azul para que se me pare la pinga… Pero incluso así, no dejo que nadie me falte al respeto, ¡jamás!
Tú tienes veintidós años, ¿no es verdad? ¿Cómo carajo vas a dejar que te falten al respeto una panda de come mierdas? Tienes toda una vida por delante y con los conocimientos que tú tienes puedes conseguir el trabajo que te dé la gana.
Recuérdalo, el respeto es lo más importante que tienes y nadie te lo puede quitar. […]
Recuerdo que se me rallaron los ojos… Gran profesional, gran científico y gran persona.
Ciudadanos de Ofra
Para mear y no echar gota…
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Todo lo que no aprendí
Las verdades de tu pelo me enseñaron muchas cosas, pero muchas de ellas no las aprendí. Nunca aprendí a prescindir de mis amigos ni de mi familia. Tampoco aprendí a faltar al respeto a las personas que quería y quiero. No aprendí a ser tan egoísta como para abandonar a nadie a costa de mis aspiraciones. Jamás aprendí a negarte mi cuerpo y mis caricias…
Y hay muchas cosas más, sólo que ya no me acuerdo de todas. Solamente te agradezco todo lo que me enseñaste, tanto lo bueno como lo malo. Menos mal que la mayoría de las veces supe qué debía aprender y qué no. Como dice Fito:
«Todo lo que no aprendí nunca se me ha olvidado»