Si errar es de humanos y perdonar es divino, aprender de los errores se sale de la escala.
Los momentos sentimentalmente más desfavorables coinciden con los de mayor inspiración a la hora de escribir. Con esa premisa casi que prefiero la sequía de ideas que un torrente desbordado porque, ¿a quién le apetece estar mal, aunque sea con un fin?
La Naturaleza, en un arranque de originalidad, le añadió placer al acto de procrear. ¿La razón? No fue para fomentar la perpetuidad de la especie, más bien para brindarnos la oportunidad de hacer el ejercicio físico más beneficioso y gratificante que se haya inventado jamás.
Una respuesta a «Pensamiento del día»