Algo va mal y lo sabes, dentro de tí algo se revuelve e intenta salir a la superficie como un alien a punto de hacer explotar tu abdomen salpicando las paredes se sangre y vísceras. Se te va la pinza y no hay vuelta atrás, ya has cruzado el umbral de los que se saben locos y los que se creen cuerdos, y no hay manera de volver atrás salvo la lobotomía, abrir tu cráneo como quien destapa un caldero para luego hurgar en tu masa encefálica en busca del error.
Todo te sale mal, todos están en tu contra, confabulan para que tropieces una y otra vez, sin descanso ni merced algunos. Son malvados, enrevesados, terroristas sentimentales que no tienen otra aspiración en la vida que joder a diestro y siniestro con la mala suerte de encontrarte dentro de su radio de acción.
¿O no? ¿No será que hay algo en ti que te hace vulnerable, algo que molesta a los demás y por eso te pasa lo que te pasa? Eres una persona que sólo despierta sentimientos de rechazo, una profunda y casi inconsciente aversión por parte de todos hacia ti, subproducto de no se sabe qué clase de degeneración neurológica. Tu pauta de conducta, a modo acción-reacción, provoca otras pautas de conducta en los demás igual que una bola de nieve que baja colina abajo, haciéndose cada vez más grande y con mayor capacidad destructiva, tanto para ti como para los demás.
Cada vez que tenemos una confrontación con otra persona siempre se produce una destrucción mutua, una especie de holocausto nuclear en la que todos acaban muriendo de una u otra manera y en aspectos más o menos diferentes. Las veces que discutimos provocan un efecto sumativo nefasto en la relación que mantienen las personas, como una vela que va quemando poco a poco la cuerda que nos ata unos con otros. La diferencia radica en quién sostiene la vela con la llama encendida, quién se obstina en carbonizar una a una las fibras de la cuerda.
Luego, si tu pauta consiste en ir minando la moral de todo el mundo, sea o no de forma intencionada, es normal que te lluevan piedras de todos lados. Entonces los demás son los que se defienden de ti. Tu problema reside en que piensas que los demás te lapidan sin ninguna causa aparente, y la principal causa de tus golpes eres tú, tu forma de ser y de actuar, y es que aunque no lo creas los demás no tienen la obligación de aguantarte. Pueden replicar, revelarse, crucificarte y hasta arrancarte la piel a trozos si tú les das motivos suficientes, y lo peor de todo es que se los das.
Ahora llegamos a la duda definitiva: ¿actúas de esa manera conscientemente o es que es algo inherente en ti?
Si es la primera opción, creo que Bush ya ha demostrado con creces que la "guerra preventiva" sólo consigue que aumente el número de personas que no te tienen en buena estima. A lo mejor es tu método de cribado, la manera que tienes de quitarte de encima a los que bajo tu subjetivo punto de vista no valen nada, no son dignos de ti y no sirven ni para ser carroña de buitre calvo. Creo que hasta la escoria puede servir para algo, principalmente para tener un punto de referencia, una manera de saber lo que debes evitar llegar a ser.
Si es la segunda opción, tienes un problema y es grave aunque no lo creas, porque será la causa de continuos palos a tu moral y fuente inagotable de razones para deprimirte y suicidarte cortándote las venas dentro de tu bañera. Recuerda cortarte las muñecas con algo afilado para que la incisión sea limpia, y hazlo en forma de T para que la pérdida de sangre sea más rápida y efectiva. Cuidado con los tendones, una vez que los cortas no podrás mover las manos o los dedos, los muy cabrones se retraen y se enrollan como espaghettis debajo de la piel.
Oye, no me hagas caso. Después de todo yo soy uno de esos cabrones que te han jodido por diversión… O no, quizás sólo intento ayudarte y evitar que sigas sufriendo innecesariamente por tener una mala concepción del mundo y una manera equivocada de tomarse los acontencimientos de la vida.
*** Much@s creen ver ataques directos personales donde no los hay, así que abstenerse de gilipolleces. Sin acritud ^_^