Aquellas noches de luz en las sábanas dormidas... hoy las quiero recordar y me parecen mentira. Aquella gasa de tul que sin palabras tejías se clavó como un puñal, entró en mi alma herida. Y nos amamos tú y yo con besos apurados pero el sino ha querido que queden rezagados. Que no haya desazón en el pasado ha quedado, la memoria ha seguido y lejos te has marchado. Ya no queda consuelo para el corazón fallecido pues el tuyo continúa en su andar divertido. Espero que no dudes en tu paso decidido pues esta ánima vive, no volverá a lo sentido.