A veces me pregunto «¿pero qué me pasa?». Escribo cosas que no debería escribir, que deberían estar guardadas en un cajón de mi pensamiento. No pretendo dar publicidad a todas las cosas que pienso y siento, es sólo que necesito escribirlo. De vez en cuando aparecen frases bonitas, interesantes, pero intento mirarlo desde un punto de vista objetivo y pienso «pero qué empalagoso soy». ¿Lo soy? No sé si lo soy con seguridad, sólo sé que lo que siento es real, y lo que escribo también lo es. Vale, hay cosas que las imagino pero, ¿lo que imaginamos no es real? Es real en mi cabeza, lo imagino y creo que es real, así que puedo afirmar que para mí lo es.
Son esos momentos de somnolencia, que abren esa pequeña grieta en el muro de contención y dejan escapar pensamientos sueltos que se van entrecruzando y plasmando en estas líneas. ¿Las imagino, nacen de la nada, o ya existen en mi cabeza como un compendio de personas, situaciones y lugares? Vaya, parece que no todo es imaginación, que tú existes y no te he creado. Tengo sueño, demasiado sueño como para estar aquí escribiendo, así que iré a la cama con la esperanza de imaginarte, o más bien, rescatarte de la marea de mis pensamientos.