Anoche soñé que volvía a Manderley. En mi sueño me encontraba ante la verja del parque, pero durante algunos momentos no pude entrar.
Así empieza la película de Hitchcock «Rebeca», así como también el libro del mismo título de Daphne du Maurier. No he tenido el placer de leer el libro, pero sí he visto la película, una joya como otras tantas del maestro del suspense. En ningún momento se ve a Rebeca, pero se siente durante toda la película.
Manderley es la mansión, una casa que guarda los momentos de la vida, momentos buenos y malos, momentos que en el recuerdo resuenan. Cada persona tiene su Manderley, puede ser una casa al estilo colonial, rodeada de un frondoso jardín en alguna isla paradisíaca, o una cabaña de madera que destaca sobre el blanco paisaje nevado. Manderley guarda algo en su interior, así que tampoco es necesario que sea un lugar.
Tú eres mi Manderley, y anoche soñé que volvía a ti, que entraba en tus dominios una vez más. Soñé que me envolvías de nuevo.
¿Lo soñé?