No es mi primera vez, y no puedo prometer que será la última. A veces ocurre que de pronto aparece un nuevo tablero, unas nuevas combinaciones, unas nuevas cartas.
Y sientes que tienes que jugar.
Puedo aprender a jugar, y lo tomaré como un reto para mí y contra mí, nadie más. Jugaré hasta intentar dejar de ser un principiante en estos menesteres, pero no aseguro que llegue a ser bueno. Tampoco aseguro que le ponga mucho empeño, o que quiera ganar o que simplemente quiera perder, porque puede que me canse y pierda el interés.
Porque no es ludopatía; que me guste jugar no significa que sea una necesidad.
Soy un tío raro, siempre apuesto al todo o nada. Soy de esos que funcionan en base a causas y efectos, o causas y consecuencias, y por eso me gusta tanto conocer las reglas. Y es también por eso que exijo que todos los jugadores las cumplan, o abandono la partida.
Y si la partida es entre dos, si uno se marcha entonces se acabó el juego. Esa puede ser la única jugada ganadora, para no perder el tiempo.