Pensamiento del día

Intenta alcanzar tus sueños.

La felicidad es como mearse en los pantalones, todo el mundo puede verlo pero sólo tú puedes sentir su calidez.

Las ideas son como los culos, todo el mundo tiene uno y, aunque pensemos que el de los demás apesta, no queremos reconocer que en el fondo nos encanta el olor de nuestra propia mierda.

Pensamiento del día

La felicidad está en todas partes, lo difícil es encontrarla.

A veces cualquier pequeño éxito sabe igual de glorioso que una gran victoria.

Cuando una idea te preocupa y te hace trasnochar no quiere decir que sea realmente importante. Intenta evaluarla desde otra perspectiva, tal vez compruebes que no es tan trascendental como parecía inicialmente y puedas dedicar tus pensamientos a otras cosas más productivas.

Cuando vas a la consulta de un médico tienes que estar verdaderamente preparado para enfrentarte a las anomalías temporales con las que te vas a encontrar. En la sala de espera el tiempo se dilatará hasta límites insospechados ya que cada minuto parecerá toda una eternidad, además que dará igual lo temprano que llegues porque seguramente sobrepasarás la hora a la que tenías concertada tu cita. Una vez hayas entrado a consulta ocurrirá todo lo contrario y el tiempo transcurrirá tan rápidamente que pensarás que sólo ha pasado una fracción ínfima del tiempo que han tardado todos los pacientes que han sido atendidos antes que tú. Al final siempre acabarás con una sensación parecida al jet-lag que te hará llegar a la conclusión que has perdido demasiado tiempo vital a cambio de tan poco tiempo productivo.

Pensamiento del día

¿Qué diferencia existe entre «hacer el amor» y «follar»? Yo creo que el primero no es más que un eufemismo del segundo porque, al fin y al cabo, en ambos casos se realiza el mismo ejercicio físico… Normalmente se intenta establecer una diferencia no en el acto en sí mismo sino en la carga sentimental que, supuestamente, existe en el primer caso y no en el segundo. Yo creo que son pamplinas, creo que la única diferencia es que la expresión «follar» es más vulgar y no suena tan bonita como «hacer el amor», nada más.

Me gusta tener momentos de aburrimiento porque de esa manera puedo buscar actividades para ocupar mi tiempo. Son esos instantes en los que los engranajes de la mente comienzan a moverse y surgen nuevas ideas, inquietudes, proyectos y objetivos a alcanzar. También son oportunidades para realizar una introspección, mantener diálogos internos, revisar la memoria y analizar los datos. Otras veces, como si se tratase de un estado de consciencia alterado, percibo la realidad que me rodea de una manera distinta, sus sonidos, olores, formas y colores. Luego, saco mis conclusiones, me vuelvo a aburrir y vuelta a empezar.

La ironía es una figura retórica que consiste en dar a entender lo contrario de lo que se dice. El sarcasmo es también una figura retórica pero consiste en emplear la burla sangrienta, una ironía mordaz y cruel con que se ofende o maltrata a alguien o algo. La única diferencia entre ambos conceptos es la intención del interlocutor, de hecho hay quien sostiene que el sarcasmo es la forma verbal de la ironía, pero sería entrar en discusiones que no llevarían a ninguna conclusión. La cuestión es que de manera coloquial se suelen usar indistintamente ambos términos a pesar de ser dos palabras con distintas acepciones en el Diccionario de la Lengua Española.

Ideas preconcebidas

Un error común a todas las personas que se encuentran sin pareja es que tienen la idea preconcebida que el resto del mundo también se halla en la misma situación, sobre todo cuando ven a un chico o una chica que les atrae. Cuando tienes pareja te da la sensación que todas aquellas oportunidades que no tuviste de soltero comienzan a llegar de pronto. Basta con que busques algo de manera desesperada para que no lo encuentres por ningún lado, como cuando no sabes dónde están las gafas de sol y de pronto las encuentras un día en el sitio más inesperado.

El hecho que una chica ligue una noche no tiene ningún mérito. No hace falta que sea una modelo, ni siquiera que posea una belleza deslumbrante, tan sólo basta con que esté tres minutos sola para que comiencen a revolotear a su alrededor tíos como abejorros atraídos por el néctar de una flor. Ella siempre tendrá la última palabra y la última decisión, como si se tratase de una subasta en la que se adjudica la pieza al mejor postor y, en ocasiones, nadie se lleva el premio.

Un tío, cuando se acerca a una chica inmediatamente tiene que comenzar a luchar contra una serie de prejuicios preestablecidos, a menudo causados por las conductas de otros tíos y que ya forman parte de una conciencia común a todas las mujeres. Comienza entonces un forcejeo, un intento de mantener una conversación minuciosamente estudiada para que, por una parte, no dé lugar a malentendidos acerca de las intenciones del muchacho y, por otra parte, intentar escapar de los tópicos y temas más manidos presentes en la mayoría de los intentos de acercamiento.

En igualdad de oportunidades no todos tenemos las mismas posibilidades.

Pensamientos apócrifos

A veces logramos encontrar un lugar donde poder echar una mirada hacia nuestro interior y es entonces cuando afloran hacia la superficie multitud de ideas que quizás llevaban demasiado tiempo bajo las densas aguas del pensamiento racional.

Uno de los mayores errores del ser humano es pensar que el corazón, tratándose de un músculo involuntario, es el responsable de las emociones. ¿Por qué no un bíceps o un cuádriceps? Esta idea surge debido a que cuando recibimos algún tipo de información con una gran carga emocional se produce en nuestro pecho una punzada, a menudo dolorosa, que interpretamos como una herida en nuestro corazón. No es más que una contracción violenta cuyo origen se encuentra en otro lugar.

Las emociones y los sentimientos tan sólo se encuentran en nuestra mente y pueden llegar a ser tan poderosos como para influir directamente sobre el funcionamiento de otros órganos de nuestro cuerpo como, por ejemplo, el propio corazón. Es una idea romántica el considerar a este órgano como motor de la vida y de las emociones, pero nada más allá de los versos de amor y tristeza. Bombear sangre a todo nuestro cuerpo es un trabajo suficientemente intenso como para andar preocupándose de otros menesteres.

Se trata de una mentira, piadosa o no, pero nada más. Como en todo, hay quien sabe mentir mejor y peor. No me gustan las personas mentirosas pero confieso que en ciertos aspectos admito que hacen gala de una gran memoria ya que deben recordar todos los detalles de la verdad y, además, aquellos detalles concernientes a su mentira. Por si esto no resultase suficientemente complicado, además tienen capacidad para hacer creer en su falsa veracidad.

No importa lo grande que sea la mentira sino lo bien que logres aparentar que se trata de una verdad. Esta es la máxima en este mundo de apariencias en el que muy pocas cosas son realmente ciertas salvo las pérdidas. Es algo que nos une, independientemente de nuestras diferencias, todos perdemos algo en nuestra vida. En ocasiones ocurren más a menudo de lo que desearíamos y casi siempre son tomadas como acontecimientos negativos. La clave radica en la capacidad personal de interpretarlas como nuevas oportunidades que surgen para marcarnos nuevas metas a alcanzar.

¿Quiénes somos? Podríamos afirmar que somos ese conjunto de creencias que cada individuo ha creado sobre sí mismo, y es verdad, pero además de esa propia imagen que hemos forjado sobre nosotros mismos también somos todas esas imágenes que cada persona que conocemos ha construido sobre nosotros. Soy un hombre de fuertes convicciones y hay muy pocas personas que me importen lo suficiente como para que la imagen que han formado sobre mí me preocupe pero, afortunadamente, no todo el mundo es igual.

Creo que esas personas que aparentan son las que más preocupadas están por esa imagen externa que existe sobre ellas ya que, al fin y al cabo, su mundo se basa en reflejos sobre máscaras de porcelana, maquillaje emocional, materialismo superfluo y capacidad de mimetismo. En realidad estas personas despiertan cierta lástima ya que su autoestima depende directamente del juicio de los demás. Además, obligarse a no ser uno mismo muestra una actitud vacía y triste ante la vida y las relaciones interpersonales. Personalmente prefiero ser odiado por ser quien soy que ser querido por aquello que aparento ser.

Hace tiempo, y basándome en la experiencia, sostenía que existen personas que no están preparadas para mantener una relación de pareja pero una vez más me equivocaba en mi razonamiento. Todo el mundo está preparado para tener pareja, tan sólo es cuestión de encontrar a alguien compatible, alguien afín a tus intereses, a tu forma de pensar y actuar. La confianza en uno mismo es fundamental, creer en las propias posibilidades, esperar lo mejor y prepararse para lo peor.

No son más que pensamientos apócrifos, estos pensamientos y más se encuentran en Adiós, amor.