Santa Blues (y II)

Como tenía pensado, anoche volví a los aledaños de la calle de La Noria y la torre de la Iglesia de La Concepción para asistir a la segunda entrega del festival Santa Blues de este año. Abrió el espectáculo la magnífica actuación del Johnny Pérez Blues Trío con la colaboración de Víctor Puertas en al teclado y la ármónica. Los solos de Johnny Pérez a la guitarra y Víctor Puertas al teclado y la armónica en los distintos temas fueron increíbles.

Luego hizo su aparición la señora Sandra Hall y su banda, ataviada ella con un brillante conjunto de color rojo que, como ella misma afirmaría, había elegido especialmente para la ocasión ya que España había ganado su partido. Qué decir de esta cantante de voz potente, que hizo vibrar a todo el público con sus interpretaciones de temas de Big Mama Thorton, Jimmy Hendrix y Ottis Redding entre otros. Interactuó muchísimo con el público, pidiendo palmas y hasta solicitando la colaboración directa de algunos asistentes.

Por ejemplo, pidió a un hombre que se subiese al escenario con ella, le dijo que se quitase las gafas y comenzó a bailar con él de una manera muy muy sugerente. Ella dirigía las manos de su compañero de baile desde su cintura hasta sus nalgas o desde sus nalgas hasta sus pechos. Así, tal cual. En la foto de la derecha se puede observar la cara de satisfacción del hombre en el momento más suave de su baile con esta gran intérprete.

Luego, en otra canción le pidió a uno de los chicos de seguridad que la imitase en sus gemidos sexys, lo cual el pobre muchacho hizo como buenamente pudo dejando bien claro que su «sex appeal» dejaba mucho que desear. Luego le pidió a una mujer de público que hiciera lo mismo e igualmente quedó patente lo mal que lo hacía en comparación con la cantante.

Un concierto que se hizo muy corto por la gran calidad musical de los grupos que pasaron por el escenario. Esta tarde-noche intentaré pasearme por las calles de Santa Cruz para visitar los distintos escenarios que se han montando con motivo de la celebración del Día de la Música el pasado 21 de junio para luego acercarme de nuevo hasta el Santa Blues en su último día. Seguramente el concierto de Muchachito Bombo Infierno también tendrá gran afluencia de público, eso sí, pagando la correspondiente entrada.

Noche de conciertos

Ayer fui al concierto que dio Ann Hampton Callaway junto al Hervé Sellin Trio y la Orquesta Sinfónica de Tenerife. Tenía la entrada reservada desde hacía casi una semana justo en la tercera fila y no defraudó en absoluto. Lo más curioso de todo el espectáculo fue cuando Ann solicitó al público que le dijese palabras o frases acerca de Tenerife mientras las iba apuntando en una hoja. Se sentó al piano y a la vez que tocaba una melodía improvisó la letra con lo que tenía apuntado. Lo más gracioso de todo fue cuando le dijeron «gofio» y ella entendió «Prokofiev» que al final, a pesar de intentar aclarar la confusión se quedó con el nombre del compositor de manera definitiva.

Después de salir del Auditorio, como tenía algo de hambre, fui a buscar el coche y decidí ir a cenar a un pequeño bar llamado Herchi, que se encuentra en la Plaza Militar justo en la confluencia entre las calles La Salle y Ramón y Cajal. Son los mejores perritos calientes que he tenido el placer de comer en toda mi vida. Eso sí, prepara un buen par de servilletas porque son muy exuberantes.

Como sabía que anoche comenzaba el festival Santa Blues seguidamente me dirigí a las inmediaciones de la calle La Noria donde, justo a los pies de la Iglesia de La Concepción se encontraba el escenario montado. El guitarrista Larry McCray y su grupo estaban haciendo de las suyas frente a un público bastante numeroso. No lo conocía y me dejó muy buenas sensaciones, con su buena voz y gran virtuosismo con la guitarra. De hecho, una vez terminado el concierto, tanto él como los miembros de la banda tuvieron la amabilidad de salir por el backstage para firmar autógrafos y discos.

Subiendo de nuevo por La Noria escuché el sonido que surgía de uno de los pubs de allí, el Mojos y Mojitos, y decidí entrar sólo por curiosidad. Me alegro de haberlo hecho porque había un concierto de un grupo de cuatro integrantes que interpretaban versiones de canciones conocidas como Sting, Tina Turner, Michael Jackson o Bob Marley, por poner algunos ejemplos. No conozco el nombre de esta agrupación a pesar de haber estado buscando información por ahí, pero prometieron volver el próximo jueves 8 de julio de nuevo en el mismo lugar, así que intentaré asistir.

Ya a altas horas de la madrugada, después de más de cinco horas de música en vivo, me dirigí de nuevo hasta el coche con la idea de repetir de nuevo esta noche, en el mismo escenario de La Noria con la cantante Sandra Hall.

Conciertos

La verdad es que últimamente en Tenerife se han venido realizando unos cuantos conciertos importantes. De todos ellos sólo puedo hablar de dos que he podido disfrutar, quizás por mi afinidad musical o por posibilidad de asistencia.

El 29 de agosto en Adeje tuvo lugar el concierto de Juan Luis Guerra en su gira La Travesía Tour. Desde un principio se notaba que la asistencia iba a ser multitudinaria, sobre todo por el tráfico que había en la autopista una vez llegados a la salida de Adeje. Decir que el aparcamiento era ya escaso a las siete de la tarde, y ya había mucha gente en el campo de fútbol. Cuando comenzó el espectáculo, a eso de las diez y media, el césped y las gradas ya estaban abarrotados de gente ansiosa por ver al artista. Todos mirábamos hacia el escenario cuando de pronto salió un tipo que, visto lo visto, era un telonero. Personalmente no le presté la mayor atención, y creo que la mayor parte de los allí congregados tampoco. Incluso llegué a oír gritos invitándole a abandonar el escenario.

Cuando al fin el personaje en cuestión desapareció, comenzó el espectáculo con una proyección en las pantallas gigantes de un avión que aterrizaba al ritmo de las congas de la canción «La Travesía», mientras se adivinaba la silueta de Juan Luis Guerra bajando por la escalinata para luego aparecer en el escenario y comenzar a cantar la canción. Todo el público se tornó entonces en una apoteosis de gritos, saltos y manos alzadas al ver al artista por fin.

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El resto del concierto continuó con sus grandes éxitos, canciones del último disco y alguna que otra pieza desconocida hasta entonces por mí. La calidad musical era indiscutible pero la conexión del artista con el público no pasaba más allá de una simple y llana interpretación de sus temas. Apenas hubo diálogo, no existió complicidad, simplemente llegó, cantó y se fue. La sensación general fue esa, un concierto muy corto y poco vibrante salvado únicamente por la fama de las canciones y la fuerza del público que las tarareaba.

Después del bis, parecía una broma de mal gusto que sólo hubiese durado una hora y media. Los gritos del público reclamando más parecieron no llegar a los oídos de Juan Luis Guerra o alguno de sus 4.40, y gran parte de los asistentes comenzaron entonces a silbar y gritar improperios al vacío del escenario, indignados debido a que el precio de la entrada no estaba a la altura de duración de la actuación.

Personalmente creo que ni la duración del concierto ni la empatía del artista estuvieron acordes al precio de la entrada, el desplazamiento hasta el campo de fútbol, precios de las consumiciones dentro del recinto…

Sin embargo, el concierto de Gloria Estefan de ayer viernes, 19 de septiembre, fue bastante diferente. Sobra decir que el C.I.A.T. es mucho más amplio que el campo de fútbol de Adeje, sólo las gradas son enormes aunque el campo de césped tenga las mismas dimensiones. Había aparcamiento de sobra en los alrededores, de hecho nuestro coche estaba a escasos trescientos metros de la entrada de la zona de césped.

Gloria Estefan surgió en el escenario detrás de unos telones blancos enormes y, como suele suceder con estos artistas, el público siempre responde de igual manera cuando aparecen en escena. Desde un principio se supo ganar al público, haciéndolo partícipe de sus canciones, tanto de las más movidas como de las más lentas.

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La artista dio muchas muestras de complicidad con el público, sobre todo cuando nombro a la gran Celia Cruz, tan querida aquí en Tenerife, y recordó las palabras que ella le había dicho en una ocasión haciendo referencia «al calor del público tinerfeño». Tomó en sus manos una bandera de Cuba que lanzaron desde el público, pero la nota más curiosa es cuando recogió una bandera canaria con siete estrellas verdes en ella y la intentó colgar en el escenario usando los pies de la batería para tal fin. Sin embargo, no fue lo único que recogió del público que se volcó con ella, también algunos objetos que le lanzaban haciendo referencia a la canción que estuviese cantando en ese instante.

A mitad de la actuación hubo un cambio radical de estilo cuando presentó a su hija Emily, que se colgó una guitarra eléctrica y comenzó a tocar los primeros acordes de «School’s Out» de Alice Cooper como guitarra solista, acompañada del resto de la banda. Al terminar la canción, corrió hasta la batería y siguió mostrando sus dotes musicales acompañando a las guitarras eléctricas con virtuosidad.

Después del intermedio roquero, Gloria Estefan continuó deleitando con sus canciones e interacción con el público. Después del primer bis el público seguía solicitando más de la artista, tanto que ya en el cuarto bis confesó que ya no tenía nada más para cantar. Fue entonces cuando tomó una guitarra, se sentó en un taburete y confesó sentir predilección por una canción que había aprendido de niña que resultó ser «La rosa y el ruiseñor» de Joselito. No quedó ahí, porque el público comenzó a solicitarle a gritos «Santo, Santo» y ella tuvo que disculparse porque su orquesta no había tocado esa canción nunca. Sin embargo, comenzó a cantar «a capella» y, ofreciéndole el micrófono al público, dejó que éste cantase los versos de la canción.

Cuando terminó el concierto, después de dos horas y media, esta vez la sesación sí fue de satisfacción. Lástima que este sea el último concierto de Gloria Estefan.

Cypress Hill

Cabeza de PerroFui al Cabeza de Perro, mi primera vez desde que se está organizando. ¿La razón? Cypress Hill en concierto, el único en España, y justo vienen aquí. Esta actuación se la sacó de la manga la organización en el último momento; tanto es así que en las entradas, donde vienen reflejadas todas las actuaciones, no están ellos. Anuncios apresurados por la radio, carteles pegados encima de los originales…

El Recinto Ferial estaba lleno a reventar de personas deseosas de ver [sobre todo] a Cypress Hill, ese grupo que tantas veces hemos escuchado pero que nunca hemos visto en directo. Primero comenzaron los chicos de Rinôçérôse, con ese vestuario tan raro, al igual que sus canciones. No sé, yo esperaba a Cypress y no me impresionaron demasiado, aunque había bastante gente tatareando sus letras [de las canciones que no eran instrumentales].

Cuando terminaron los psicotrópicos llegaron ellos, con sus ropas anchas. Canciones que sobraron, canciones que faltaron, pero en todo momento la gente se volcó con Sen Dog y B-Real. Puedo afirmar que la mayor parte de la gente que se encontraba allí sólo pensaban en esta actuación y no en las demás [yo también me incluyo], porque cuando terminaron se vació todo. Quedaron los desfasados, o al menos esa era la pinta que tenía la mayoría, impulsados por la música electrónica.

Los 40 de los 40

logoAhora mismo están retransmitiendo el concierto aniversario de los 40 en riguroso directo. Lo puedes ver en 40TV o bien aquí.

P.D. El tiempo no pasa indiferente, ni siquiera para los artistas. Vaya voces más horrendas que se gastan algunos en directo. El trabajo de estudio se hace notar.

P.D.2 La retransmisión online va desfasada respecto a la de televisión. Sólo para avisar.

P.D.3 El concierto empezó a las 18:00 [una hora más en la Península] y duraba 7 horas, es decir, hasta la 1:00. Supongo que si quieres verlo tendrá que ser en las redifusiones que den en la tele.