Rahsaan Roland Kirk

Una vez más, escuchando el podcast del programa de Radio 3 Sonideros he dado con un artista desconocido para mí hasta ahora. Rahsaan Roland Kirk (1935-1977) es un músico ciego conocido por ser un multi-instumentalista del jazz que tocaba y coleccionaba un gran número de instrumentos, principalmente saxofones, clarinetes y flautas, además de otros muchos. Sus principales eran el saxo tenor y otras dos variantes extrañas: el stritch (un saxo alto alargado sin el típico final curvado) y un manzello (un saxo saxello soprano modificado con un final más grande y más curvado). Kirk modificó esos instrumentos él mismo para acomodar su técnica de interpretación simultánea.

Normalmente aparecía en el escenario con los tres instrumentos colgando de su cuello, así como una variedad de otros instrumentos en los que se incluían las flautas y los silbatos, y normalmente tenía un gong a mano. Kirk también tocaba el clarinete, la armónica, el cuerno inglés y era un trompetista muy competente. A menudo usaba aplicaciones únicas, como usar una boquilla de un saxofón en una trompeta o el uso de la flauta nasal. Además también usaba objetos no musicales, como despertadores, sirenas o una sección de mangueras de jardín comunes (a las que se refería como «the black mystery pipes»).

Había gente que pensaba que la apariencia bizarra de Kirk en el escenario y la interpretación simultánea eran pantomima, especialmente viniendo de un hombre ciego, pero esas opiniones se desvanecían cuando el músico comenzaba a tocar. Usaba sus múltiples instrumentos de viento para tocar verdaderos acordes, funcionando como una auténtica sección de saxos. Kirk insistía que simplemente estaba intentando imitar los sonidos que escuchaba en su cabeza.

Además, es el principal exponente de la respiración circular, una técnica utilizada en la ejecución de instrumentos de viento y sirve para evitar tener que interrumpir el sonido al respirar. Esto se logra almacenando aire en la boca y empujarlo con las mejillas mientras se inhala aire por la nariz, para luego continuar exhalando aire desde los pulmones. Usando esta técnica no sólo era capaz de mantener una nota durante un extenso período de tiempo sino que también podía tocar progresiones de longitud virtualmente ilimitada y a gran velocidad.

Aquí va un vídeo de demostración.

Canarias Jazz & más Heineken 2010 (y IV)

Ayer fue la clausura del XIX Festival Internacional Canarias Jazz & más Heineken con la esperada actuación del bajista Marcus Miller. Hay que aclarar que la sala sinfónica del Auditorio de Tenerife estaba prácticamente llena, creo que nunca la había visto así. Estuve hablando un buen rato con una pareja que conocí el miércoles en el Puerto de la Cruz durante el descanso antes de la actuación de Angélique Kidjo y me pudieron informar acerca del concierto del viernes del que no pude disfrutar porque me había surgido finalmente otro plan.

Sobre Christian Scott Quintet tuvieron palabras de elogio y comentaron como anécdota que en un par de ocasiones el trompetista había tenido «sopladas» en vacío. Lo que les pareció un tanto extraño fue que el artista en toda su actuación sólo habló al final para despedirse y ni tan siquiera en el bis, lo cual me recordó a la misma actitud que tuvo Miguel Zenón. En cuanto a Gerald Toto, tal y como yo esperaba, no tenía nada que ver con el estilo jazz sino que era otro concierto auspiciado por la Casa África. Por lo visto no se quedaron muy contentos con él, al contrario que sucediera con la actuación del miércoles.

La actuación estuvo plagada de explosiones de aplausos ante los solos de los músicos. Marcus Miller iba cambiando de bajo eléctrico, uno de ellos «fretless», y regalaba «slaps» y «pops» por doquier, todo combinado con algunos pedales de sintetizadores. En un momento de la actuación cogió un instrumento que me tenía intrigado desde el comienzo, era una especie de saxofón pero mucho más largo. Sean Jones usaba la trompeta con y sin sordina a discreción, con interpretaciones muy floridas junto a Alex Han, de tan sólo 22 años, al saxo. Estos dos músicos hicieron las delicias del público mientras Louis Cato dirigía la batería y Federico Peña estaba a cargo de los teclados.

Definitivamente me alegro de haber asistido a este concierto, tanto por la actuación en sí como por todo lo sucedido durante el prólogo y el epílogo.

Canarias Jazz & más Heineken 2010 (y III)

Ayer asistí de nuevo al escenario ubicado en la Plaza de Europa del Puerto de la Cruz donde tienen lugar algunos conciertos del XIX Festival Internacional Canarias Jazz & más Heineken. Anoche comenzó el espectáculo J.A.M. Trio, la agrupación formada por el grancanario José Alberto Medina al piano y los argentinos Paco Weht al contrabajo y Mariano Seimberg a la batería. Su interpretación está muy marcada por estilos como el swing, el afrobeat o el drum&bass, por lo que se encuentran mejor ubicados en el «nu jazz» más que en el más clásico.

El piano sonó de manera fantástica y destacó por la elegancia melódica de sus interpretaciones en solitario, con gran expresividad del músico y complicidad con sus compañeros. El bajo marcó las notas de manera perfecta, como un reloj, y en los solos consiguió arrancar profusos aplausos por parte del público. La batería ejecutó la parte rítmica increíblemente sobre todo en las piezas más cercanas al estilo drum&bass, con cambios ajustados y sincopados que, personalmente, me encantaron. Este trío interpretó piezas variadas presentes en los tres discos editados e incluso regaló una pieza inédita presente en su cuarto disco que en camino.

A continuación hizo acto de presencia Jacques Schwarz-Bart Quartet, cuarteto que toma su nombre de su saxofonista nacido en la caribeña isla de Guadalupe, en Las Antillas. El resto del grupo lo forman Baptiste Trotignon al piano, Reggie Washington al bajo y Leon Parker a la batería. Tanto el pianista como el bajista poseen discos propios en su haber, lo que confiere a este cuarteto un alto nivel profesional. Los temas que interpretaron estaban marcados por los orígenes isleños de Jacques Schwarz-Bart pero combinados con el estilo bebop del jazz entre otras influencias como el afrobeat.

Todos los músicos ejecutaron las piezas de manera fantástica y brillaron especialmente en los solos que cada uno de ellos pudo interpretar, que a título personal fueron mucho más digeribles que los que tuvo Miguel Zenón Quartet, por ejemplo. El bajista alternó entre el contrabajo y el bajo eléctrico en los distintos temas, pero su virtuosismo con ambos instrumentos no dejaba lugar a dudas. Tanto el saxofonista como el batería lucieron gafas de sol oscuras, una excentricidad innecesaria pero totalmente perdonable. En el momento del bis, los músicos hicieron levantar de sus asientos a los presentes y pidieron la participación del público con palmas y coros.

Siempre tengo alguna nota negativa preparada y no iba a ser menos. La mayor parte de los asistentes comentamos lo maltrecha que teníamos nuestra espalda por culpa de los instrumentos de tortura que habían colocado como asientos. Durante la actuación del segundo grupo, afortunadamente en los últimos temas, hicieron aparición unos personajes extraños que gritaban y danzaban como si se hallasne en un estado de secuestro químico, léase alcohol o cualquier estupefaciente.

Canarias Jazz & más Heineken 2010 (y II)

Anoche tuvo lugar en la Plaza de Europa del municipio tinerfeño del Puerto de la Cruz otra cita con el XIX Festival Internacional Canarias Jazz & más Heineken. Abrió el espectáculo Yul Ballesteros Quartet dirigido por este guitarrista oriundo de la vecina isla de Gran Canaria. Estaba acompañado por el gran saxofonista Kike Perdomo que hizo las veces de acompañante y magnífico solista. Una nota curiosa es que tanto el batería como el contrabajista eran caras conocidas, se trataba de Ari Hoenig y Orlando Le Fleming respectivamente, artistas que hicieron gala de su capacidad interpretativa el día anterior en el Auditorio de Tenerife.

En esta ocasión el protagonismo recaía principalmente en el guitarrista Yul Ballesteros que, dentro del género del smooth jazz, deleitó a los presentes con una gran armonía a la guitarra tanto en los acompañamientos como en los solos. Lejos de interpretaciones abruptas, todos los músicos hicieron gala de una suavidad y una elegancia excelentes. Sin embargo, el público no quiso insistir demasiado en reclamar un bis, una nota negativa a la impecable actuación.

Después hubo un descanso de unos quince minutos en los que yo aproveché para tomarme una caña bien fresca mientras los miembros del staff retiraban los instrumentos para dejar espacio a la siguiente actuación a cargo de Angélique Kidjo, que venía auspiciada por la Casa África. He de confesar que no conocía a esta artista así que cuando comenzó a cantar enseguida supe que lo que estaba por venir no se podía clasificar dentro del jazz. Cuando empezaron a brotar ritmos que invitaban a estar de pie y bailar comprendí que estando sentado en mi silla no iba a disfrutar lo mismo, pero incluso así continué en mi lugar. Pude observar cómo algunas personas del público que estaban de pie se animaban a bailar y fue entonces cuando irrumpieron en la parte delantera del aforo. La artista hizo gala de una gran capacidad vocal así de unas grandes dotes para el baile, lo cual no hacía sino animar aún más a los asistentes.

Todo el público que hasta ese momento se hallaba retenido en sus asientos se puso entonces de pie, Angélique se bajó del escenario y se paseó por toda la plaza mientras cantaba e invitaba a quien encontraba a su paso a cantar con ella. A partir de ahí el espectáculo se volvió en un completo festival de bailes y algarabía hasta el punto de invitar al público a que subiese para bailar y cantar con ella. Obviamente yo no iba a ser menos y me lancé de cabeza a disfrutar en medio de la multitud de un espectáculo atípico en el que al lado de la cantante y el resto de sus músicos bailamos y coreamos sus canciones.

Como curiosidad, ayer era el cumpleaños de la cantante así que todos los allí presentes le cantamos el «happy birthday». Luego el percusionista trajo consigo uno de sus tambores para que quien quisiera bailara a su ritmo. Cuando terminó la actuación nos invitaron a abandonar el escenario pero ahí no podía terminar, así que de nuevo salieron los artistas para hacer el bis y volver a poner a saltar, bailar y gritar a toda la Plaza de Europa.

Canarias Jazz & más Heineken 2010

El 9 de julio arrancó el Festival Internacional Canarias Jazz & más Heineken en su XIX edición. Me quedó mucha pena de no haber asistido al concierto que dio CéU en la Plaza del Auditorio de Tenerife en primer lugar porque no tenía constancia del mismo y en segundo lugar porque de todas formas al día siguiente tenía que madrugar.

A la actuación que sí pude asistir fue la de Dee Dee Bridgewater el lunes 12 que prometía interpretar los temas más emblemáticos de la gran diva Billie Hollyday. De los temas que interpretó esta cantante de Memphis no conocía ni uno solamente aunque, eso sí, hizo gala de su gran capacidad interpretativa y regalando algunas improvisaciones de scat. En el escenario fue todo un espectáculo, bailando al son de la música y con mucha complicidad con los músicos de su banda.

Edsel Gomez estaba al piano, con la curiosidad de poseer antepasados canarios como él mismo pudo comentar; Lewis Hash deslumbró con algunos solos de batería impresionantes; Craig Handy acompañó de manera muy elegante a cargo del saxo y la flauta travesera, además de regalar unos cuantos solos con una armonía fantástica. Kenny Davis, el bajista, tuvo la oportunidad de tocar a dúo con la cantante, uno de los momentos junto con el solo del batería que más me gustaron de toda la velada.

Ayer, martes 13, el Ari Hoenig Trio tuvo su cita en la sala de cámara del Auditorio de Tenerife, dirigido por el batería Ari Hoenig que sorprendió al público con su increíble interpretación a la batería. Este hombre apareció con una camiseta roja con la bandera española impresa donde se podía leer «yo soy español» escrito sobre las barras horizontales. Los cambios de ritmo y los solos vertiginosos de este virtuoso de la percusión me dejaron estupefacto pero lo que sin duda alguna fue lo más increíble es la capacidad que tiene este músico para distorsionar el sonido de su batería con sus manos, codos o baquetas para conseguir extraer distintas notas.

El trío se completa con Giled Hekselman a la guitarra eléctrica, que supo extraer de las cuerdas de su instrumento desde acordes suaves hasta notas punzantes en sus solos. Al bajo estaba Orlando Le Fleming que, si mal no recuerdo, no tuvo ocasión de realizar ningún solo y se limitó a acompañar a los otros dos músicos. La nota negativa ha sido una persona que se encontraba un par de filas detrás de mí que no paró de interrumpir con gritos en inglés a los múisicos que, lejos de animar el ambiente, consiguió que gran parte del público se sintiese incómoda y molesta.

Después de esta actuación hubo un descanso de unos quince minutos y seguidamente hizo su aparición el Miguel Zenón Quartet, dirigido por el saxofonista puertorriqueño Miguel Zenón y con Luis Perdomo al piano, Hans Glawishing al bajo y Henry Cole a la batería. El saxofonista tan sólo se dirigió al público cuando estaba a punto de finalizar su actuación nada más, lo cual no sé si será un aspecto típico en él o es que deliberadamente y por alguna razón lo quiso hacer así. Todos los músicos excepto el bajista tuvieron ocasión de realizar solos que, para mi gusto, fueron demasiado extensos, lo cual no resta mérito a su interpretación pero sí que podían resultar un poco difíciles para aquellas personas poco familiarizadas con el jazz.

De hecho, durante la misma hubo algunas personas del público que se levantaron de sus asientos y se marcharon. Es más, al finalizar una gran parte de los asistentes abandonó la sala antes del bis del cuarteto, quedando el aforo bastante vacío, una pena porque interpretó una versión del bolero «Cómo fue», original del cubano Ernesto “Tito” Duarte Hernández, que fue sobresaliente. Personalmente, esta ha sido la actuación que menos me ha gustado de las tres que he visto hasta el día de hoy. Por cierto, las dos últimas fotos son del concierto en el Paraninfo de la ULPGC, cuando cuelguen las del Auditorio las cambiaré.

Santa Blues (y III)

Anoche fue la última jornada de la sexta edición del festival Santa Blues de Tenerife (SBT) y la velada no defraudó en absoluto. Comenzó abriendo el espectáculo la increíble voz de Tina Riobo, tinerfeña de padres guineanos, acompañada de unos músicos de la tierra como son Alfonso Santaella a la guitarra, el bajista Felu Morales, Juan Carlos León Mosco al saxo, Eduardo Rojo en los teclados y José Miguel Méndez Churchi en la batería.

Se notaba que estaba bastante nerviosa y no se le puede reprochar ya que, según comentó la propia cantante, era la primera actuación como solista y se sentía muy orgullosa de estrenarse en su ciudad y ante su público. Su actuación fue bastante corta aunque pudimos disfrutar de las interpretaciones de todos los músicos que se encontraban en el escenario, destacando a título personal a Mosco que hizo vibrar al público con su interpretación al saxo.

Después llegó el gran Kenny Neal que desde un comienzo mostró su gran sonrisa y una gran presencia en el escenario. Interactuó muchísimo con el público y los allí presentes pudimos disfrutar de la interpretación que hicieron él y su banda de los distintos temas que se fueron sucediendo. Un detalle curioso es que todos los componentes, excepto el batería Bryan Morris, son familiares directos. Sus hermanos Frederick Neal al teclado y el bajista Darnell Neal, y su sobrino Tyree Neal a los teclados.

En cuanto a las anécdotas, se nota que la guitarra que usa Kenny Neal es su favorita porque el cuerpo está muy desgastado por el uso. Tyree Neal, en un momento de la actuación, tomó el relevo y la guitarra de su tío y tocó dos temas como líder. Lo curioso es que este chico es zurdo y tocó la guitarra como viene siendo habitual con el mástil a la derecha pero con la particularidad de tener las cuerdas colocadas en orden inverso. Kenny Neal, además de tocar la guitarra también pudo demostrar su destreza con la armónica y hasta con el bajo de su hermano Darnell, con potentes y rápidas técnicas de splapping y popping.

Otra cosa, el bajo que usó Darnell es un Ibanez, la misma marca que el mío, aunque el de él tenía cinco cuerdas y tocó infinitamente mejor de lo que yo podría llegar a tocar. No en vano, lleva desde su adolescencia tocando con su hermano en una banda, así que ha tenido tiempo de practicar y mejorar su técnica. ¡Qué envidia!

Por cierto, se ve que ayer instalaron en el escenario una máquina de humo o bien no había funcionado el primer ni el segundo día. En más de una ocasión se pasaron con el dichoso aparato, tanto que hasta se hacía imposible ver a los músicos en el escenario. De hecho, el bajista tuvo que pedirles a los encargados de darle al botón que dejasen ya de echar humo.

Un punto negativo es que en los tres días de conciertos a los que he asistido el público no ha demostrado demasiado interés por pedir un bis a los artistas, no sé si será porque no están acostumbrados a hacerlo, porque estaban allí por pasar el rato o simplemente porque no les interesaba un carajo…

Otro punto negativo es la celebración del Día de la Música coincidiendo con el Santa Blues y con el concierto de Muchachito Bombo Infierno. No digo que sea malo tener una gran oferta entre la que elegir, pero como decían algunos asistentes, lo meten todo en un día y después Santa Cruz se queda muerto el resto del verano. Es algo a tener en cuenta, la verdad.