Pues sí, hay Carnaval en la calle. El juez ha dado la sentencia y Zerolo tiene su «opio del pueblo» versión canaria. Claro que sí, la fiesta de Don Carnal es nuestro opio, muchos trabajamos en nuestros disfraces, otros practican con sus respectivas murgas y otros simplemente quieren algo de libertinaje. Cada uno tiene sus motivos, pero está claro que estas fiestas no podrían faltar porque si no, ¿cómo podríamos aguantar el resto del año?
A cuentas con los vecinos denunciantes… Creo que a ellos les gustaría más un Carnaval tipo Venecia, con bailes de época y gente de modales exquisitos (pura muestra de elitista hipocresía a mi entender y resto de una época de subyugación del populacho). Aquí no puede ser así, todo el mundo se junta en una marabunta en la que no importa en qué puesto trabajes, cuánto dinero ganes o cuánto te hayas gastado en tu disfraz. Todos vamos a divertirnos y a pasarlo bien.
Aparte quedan los típicos [insulto aquí] que se dedican a buscar pelea, a hacer gamberradas y demás menesteres propios de una subclase social que todos conocemos. ¿No se podría construir algún corral alejado del centro neurálgico carnavalero para que se diviertan ellos solitos? Ya podrían haber propuesto los vecinos algo así y no lo que hicieron…