Para mí los pies son una parte importantísima de nuestra anatomía, sobre todo teniendo en cuenta que somos animales bípedos y toda nuestra biomecánica se sostiene en estos dos puntos de apoyo. Cualquier problema a nivel podal tiene repercusiones inimaginables en el resto de la estructura corporal que se encuentra por encima, vamos, prácticamente todo el cuerpo. Creo que a veces no les prestamos suficiente atención a nuestros pies, los maltratamos, los hacemos sufrir, de manera intencionada o no, por cuestiones prácticas o bien estéticas.
Al caso, ¿qué clase de pie tienes tú? Existen tres tipos «puros» de pie:
- El pie egipcio: se llama así porque en las estatuas de la época de los faraones se observa que el dedo gordo es el más largo y el resto sigue un orden decreciente. Por lo visto es un pie biomecánicamente desfavorable, porque es el más predispuesto al hallux valgus [juanete] y a la artrosis metatarsofalángica debido a la mala distribución de la fuerza de apoyo del antepie.
- El pie griego: otra vez haciendo alusión a la escultura, las estatuas helénicas presentan el segundo dedo más largo que el resto de los dedos, seguido en longitud por el primero y tercero, siendo los más pequeños el cuarto y el quinto. Este pie tiene un reparto de fuerza de apoyo más favorable.
- El pie polinesio: recibe este nombre porque es el tipo de pie que aparece reflejado en los cuadros de Gauguin, que pasó una larga temporada en Tahití, un archipiélago polinesio. Se observa en la población de los archipiélagos del Océano Pacífico. En este pie todos los dedos son de dimensiones similares, por eso también recibe el nombre de pie cuadrado.
No sé por qué, pero los pies griegos no me gustan demasiado para las chicas, quizás porque siempre se ha dicho que tener el segundo dedo más largo que el primero es señal de una personalidad fuerte. Según mi experiencia, no conozco a ninguna chica con pie griego que no cumpla con esta teoría, así que algo tiene que haber de cierto en ella.