Odio que me estén agobiando, y… ¿Has oído alguna vez esta frase?
Amnesia itinerante
Sólo hace falta la compañía adecuada para olvidar. Luego vendrán las acusaciones pseudo-justificadas y los cambios de culpabilidad recíprocos. Creo que llegados a este punto lo mejor es tomar una decisión que radique en la pasividad indiferente. Yo también quiero interpretar ese papel tan cómodo y holgado, así que voy a intentarlo.
No deseo seguir bailando en su palma
para luego cerrar su mano y acusarme a mí
culpándome de no estar sobre su garganta
sorbiendo las gotas de su sangre de anís.
El hombre es un animal de costumbres, y son estas costumbres las que determinan la forma de ser de las personas. No quiero entrar en juicios sobre qué está bien o qué está mal, porque sería entrar en el juego. Nunca llueve a gusto de todos, ni tampoco se puede mantener contento a todo el mundo, por eso hay que hacer algunas concesiones y ser prácticos. Ya veremos qué nos depara el futuro…
¿Dónde están los románticos?
¿Dónde están? No quiero imaginar que soy como el protagonista de «Soy Leyenda», la novela de Richard Matheson en la que toda la población mundial ha sufrido una extraña enfermedad que los ha mutado y sólo queda una persona sana.
[…] -Me esperas, ¿vale?
-Yo por ti esperaría toda la vida. [risas]
No es muy buen ejemplo, pero es el último que recuerdo. Me da lo mismo, yo voy a seguir siendo igual, diciendo y haciendo. Que me cuelguen las etiquetas que quieran. No tengo la culpa de que se hayan perdido esos pequeños detalles, ni que no se tengan en cuenta o se tomen a risa.
¿Queda en el mundo alguien que se declare con una poesía, que tenga muestras de caballerosidad, qué le diga algo bonito a la chica que le gusta sin miedo? Algo de apoyo ha de existir contra esta avalancha insensible…
Recuerdo…
Algo en mí ya lo sabía, pero esta noche se ha hecho patente y no sé por qué. Echo de menos aquellas noches en las que [T], tú y yo salíamos de juerga a La Jarrita, saltábamos un rato en el Agüita sin importarnos nadie y luego volvíamos a tu casa a dormir, unos más y otros menos. Me lo pasaba muy bien, ya lo creo, pero esos tiempos quedaron atrás como recuerdos felices que aquella época. Me pregunto si alguna vez lo volveremos a repetir…
Dos veces
Dos veces miré hacia atrás mientras me marchaba, dos veces antes de salir de tu casa. Dos veces que le diste la vuelta a la llave que estaba en la puerta, simplificando sin palabras lo que querías decir. Vale que mañana tengas cosas que hacer, que ya eran las doce y media, pero de ahí a que no me puedas dar cinco minutos… Joder, sí tú no me los puedes dar, ¿quién coño me los dará? ¿Tan egoísta y caprichoso y otras tantas cosas que me has dicho soy? Diablos, tal vez pido mucho para lo que me puedes o quieres dar… Sólo quería alguna muestra de cariño, cinco minutos para los dos, sólo eso…
Viviendo y aprendiendo
Eres una pérdida de tiempo…