¿Cuánto tiempo hace que…?

Time¿Cuánto tiempo hace que no dices «te quiero«? ¿Cuánto tiempo hace que no te sinceras con alguien? ¿Cuánto tiempo hace que no muestras tus sentimientos? Sólo encuentro una explicación a ese tipo de comportamiento y es la cobardía. El riesgo a lo que pueda suceder, tanto bueno como malo, es lo que nos hace vivir. Si tienes miedo a decir lo que sientes, tienes miedo a la vida.

P.D. – Todavía estoy intrigado por saber qué me hubiese dicho en aquella misiva, he de reconocerlo.

En el océano de la vida…

Las relaciones interpersonales son un universo aparte. Siempre lo he dicho, lo más complicado es saber relacionarse, con quién y cómo. Nunca pidas respeto a alguien que no se respeta a sí mismo. No esperes comprender a alguien que no se comprende a sí mismo. Si sientes que pierdes el tiempo con alguien, tienes que evaluar si realmente vale la pena intentar mejorar la situación o mandarlo todo a la mierda. No mereces a nadie que te haga sufrir, no vale la pena.

Las relaciones son inversiones, a veces salen mal y otras veces salen bien. Si crees que vas a obtener beneficios, sigue adelante, pero si vas a tener pérdidas, ahí se debe poner fin. Nuestra felicididad, al contrario de lo que muchos piensan, es una riqueza limitada, así que olvídate de todos esos egoístas que sólo quieren llenar su saco a costa de vaciar el de los demás. Tiene que haber una reciprocidad, un intercambio justo, interés mutuo, porque si no la relación se torna en parasitismo. Que nadie te robe tu felicidad, resiste, defiende, que nadie te haga desfallecer y te arranque tu bien más preciado.

Ten siempre presente que la pérdida no es más que una nueva oportunidad para encontrar, el mundo no se acaba. Y recuerda, si esa persona te hiere es que no la mereces. En el océano de la vida no es más que un pequeño pez, así que sal ahí fuera a nadar.

Pensamientos febriles

No tengo sino unas décimas, y aprovechando la excusa febril puedo decir tres o cuatro boberías. Empezaré por ti, creo que tardé demasiado en darme cuenta que no se puede entender a una persona que no se entiende a sí misma y no sabe qué quiere, que es caprichosa patológica y se mosquea cuando no consigue lo que pide. Luego tú, que sepas que eres más feo que un aborto de perenquén, pero no te vamos a flagelar por ello, ya lo sufres tú mismo con ese careto que gastas. La pasta la puedes gastar en todos los cachibaches que quieras, pero con eso no vas a ningún sitio y, a mi parecer, no consigues sino realzar tu imagen de pringadillo comprador compulsivo. Ahora tú, dile de una vez lo que quieres de él, no lo tengas del tingo al tango suspirando por ahí por algo que dudo mucho que tú misma conozcas. Si hasta parece que te relacionas más conmigo que con él… Tú, te veo por el mismo camino que con aquella tipa, y no tengo ganas de que te vuelvas a coger la bajona. Eso no es bueno ni para el cuerpo ni para el espíritu.

Bueno, todo lo que he dicho no son más que boberías, y sé que no tengo ningún derecho a opinar sobre nadie pero [y voy a cometer una falacia] tampoco hay ningún decreto que me lo prohíba. A saber lo que dicen de mí, pero como eso a mí me importa más bien poco pues no me quita el sueño. Son las opiniones de las personas importantes las que realmente tienen algún valor, y el resto es polvo en el camino. Tú, que me estás leyendo, que no me tienes en alta estima, dímelo y así comprobamos si es un sentimiento recíproco. En serio, no hay ningún problema, porque prefiero la verdad que la falsedad.

Una última cosa: ¿por qué hay tan pocas personas que valgan la pena? Al principio muchos parecen que sí, pero luego te llevas el chasco. Hay otros que en el primer vistazo ya sabes de qué palo van. Como se suele decir, «del agua mansa líbreme Dios que de la brava me libro yo».

Confesiones

Confieso que he errado. Confieso que he herido y también sufrido. Confieso que muchas cosas no te las he confesado y tú también has omitido. Sin embargo…

«La primera vez que me engañes, será culpa tuya; la segunda vez, la culpa será mía.»

Confieso que de bueno he sido tonto, que he estado ciego. Aún ahora sigo sin ver, pero la bruma se ha despejado. De algunas cosas me arrepiento… Otras prefiero olvidarlas. Mi consuelo es mi rabia al mismo tiempo, y es que me he dado cuenta, quizás, demasiado tarde.

Todo sigue igual que siempre, no ha cambiado nada. En realidad, pocas cosas cambian. No obstante, cada uno tiene lo que se merece y si no, ya le llegará.

No reptaré por ti

HuellasMe he vuelto un exigente, he de reconocerlo. No pienso arrastrarme por ti, ni seguir tus pisadas, ni andar suspirando por algo que no tendré… A partir de ahora, si realmente quieres algo de mí, ven a buscarlo. Así me será más fácil el progreso de purgado, ya que con tu pasotismo [o no] me demostrarás lo que realmente quieres. A ver qué tal sale el experimento social.

Aquí abajo en el suelo (y IX)

Hacía tiempo que no hablaba hacia el cielo desde aquí debajo. Ya ni recuerdo la última vez que lo hice, y tampoco me acuerdo sobre qué hablé. Eran tiempos distintos, eso sí lo sé, aunque no sé si mejores o peores, pero en realidad eso da igual. En el momento puedes tener un juicio sobre algo y luego con el tiempo, al compararlo con otras cosas, resulta ser de otra manera. Las cosas cambian, para bien o para mal, porque estamos en un mundo dinámico y tenemos que seguir sus reglas de movimiento y no aferrarnos a lo estático. Ya estoy desvariando otra vez…

¿Qué tal te va todo? Por aquí creo que va todo bien, aunque todo es mejorable, ya sabes. Yo espero que te vaya todo bien, aunque si no es así tampoco hay que preocuparse. Si tiene solución, ¿por qué te preocupas? Y si no tiene solución, ¿por qué te preocupas? heavenNo sé qué decirte, es que hace tanto tiempo que no hablo contigo… Bueno, sí, aunque son las típicas conversaciones que no tienes mucho que decir, o no quieres hablar, o algo parecido. Conversaciones sin conversación, se podrían llamar… No sé si es que [siempre] es mal momento para hablar o no tienes ganas de hablar. Yo por si acaso, no te voy a importunar, así que si un día tienes ganas de decirme cualquier cosa ya sabes…

Ay, la distancia… «Dicen que la distancia es el olvido». Ahora que lo recuerdo, ¿has escuchado la canción de Caetano Veloso, la de «La barca»? Es preciosa. Escúchala cuando tengas tiempo, y si quieres, claro está. Ah, espera, si no te la quieres bajar puedes leer la letra aquí, aunque siempre recomiendo escuchar la canción, porque el tono, la forma de cantarla y el acompañamiento de la guitarra hacen mucho.

Bueno, no sé qué más decirte… Un día, cuando hablemos, te contaré alguna que otra batallita o cualquier cosa que me haya ocurrido hasta la fecha, ya veremos. Bueno, me voy a dormir que ya es hora.