Descanso redefinido

Bed El viernes trajeron a mi casa los colchones de material viscoelástico, un producto de la era espacial al parecer, pero que resumiendo se trata de un material inteligente con memoria. Esto es, conoce su estado original y al sufrir deformaciones tiende a recuperarlo. Es un colchón duro, no tiene muelles ni nada parecido, es similar a un gran bloque de plastilina elástica que va cogiendo la forma de tu cuerpo en las zonas de presión mientras que en el resto mantiene su estructura.

La almohada es del mismo material, pero mucho más blanda, y permite tener una posición del cuello más aceptable que con las típicas almohadas de gomaespuma o de pluma. El conjunto es una gozada, y he dormido muy bien, un poco extraño estos dos últimos días, pero nada que no se solucione con la práctica… Me refiero a dormir, no a actividades en la cama, malpensad@s.

Honor

BambúValora tus prioridades, piensa «por qué» y «para qué», no pierdas el norte y recuerda que el honor es tu única riqueza.

Llevo tiempo pensando en ello y creo que voy a realizar el harakiri ritual escindiendo parte de mis pensamientos. Cuando algo no tiene sentido no hay razón para perpetuarlo así que haré como el bambú que se dobla y aguanta la tormenta.

Theory of a beotch

That's Queen Bitch to YouYou Say I'm a Bitch Like It's a Bad ThingMe encontré con estas dos imágenes el otro día en Amazon, pero no recuerdo cómo ni por qué llegué a ellas…

Dedicado a todas las mujeres de dudosa honestidad [en especial a las que he tenido la oportunidad de conocer] y a los proxenetas que están con ellas voluntaria o involuntariamente [principalmente por desconocimiento de sus actividades].

Magia

MagiaMicrorrelato a estas horas de la mañana.

Magia
Durante meses te devoré con pasión y locura, dejando correr libres sobre tu piel mis fantasí­as. Luego te conocí­, y entonces desapareció la magia.

No sé si sigue las reglas básicas de los microrrelatos pero corto sí que es. Lo que más interesa es que deja muchos cabos sueltos atando solamente los necesarios y dejando el resto para la libre interpretación.

Compañeros

CompañerosAlgunas veces pienso que ninguno de ellos me cuenta como compañero… El resto del tiempo simplemente sé que es así. No es que tenga un ataque de nostalgia universitaria en este momento, es debido a que hace un momento que saqué a Draco a pasear. Inicialmente no tiene ninguna relación, ¿verdad?

Íbamos Draco y yo paseando por la calle, él con sus cosas y yo pensando en las mías mientras escuchaba música en mi iPod. Al llegar a la cabina que hay un poco más allá me encontré con ella, estaba en una conversación telefónica. Me miró, alargó su brazo derecho y simplemente negó balanceando su dedo índice de un lado a otro. Yo, que ya me había quitado el auricular de la oreja, me paré al lado y después de sopesar durante ±2 segundos qué hacer volví a colocarme mi música en mi oreja, le di un toquecito en el hombro y le estreché la mano.

Hacía 4 meses que no la veía, y eso que vive un par de bloques más allá de mi casa pero claro, cuando no hay ganas de ver a alguien [es un sentimiento recíproco] pues no hay excusas que valgan. Después de todo, siempre fui el más odiado de la clase, tal vez porque iba a mi rollo, decía las cosas claras y generaba cierto mal ambiente a mi alrededor por no estudiar mucho nada y sin embargo sacar buenas notas.

En la foto salgo yo en la Sala de Disección del Departamento de Anatomía de la Universidad de La Laguna, el lugar donde quizás más odio gané. Al ser jefe de mesa «suplente» no tenía la obligación de dar las clases de Anatomía a no ser que algún jefe de mesa «oficial» no pudiese impartirlas. Como esto ocurría raramente, pues iba danzando de una a otra mesa, mirando, escuchando y evaluando a los otros jefes de mesa. Muchas veces me preguntaban dudas para que se las resolviese, todo porque se me daba la Anatomía y me gustaba. Creo que ahí se fraguó el origen del odio…

Discusiones metafísicas

VidaLas horas que son y yo aquí escribiendo, más aún teniendo en cuenta que mañana a las 12 tengo partido en La Esperanza. Me estaba acordando de una discusión que tuve hace tiempo ya, no recuerdo exactamente con quién, pero sí de lo que hablamos y de lo que le dije…

No creo ni en el Cielo ni en el Infierno, pero de existir ambos creo que el Infierno está aquí, donde vivimos. Los sufrimientos y penalidades que soportamos pueden dar lugar a pensar que el lugar donde las almas reciben su castigo está en la Tierra, y que sólo tras la muerte podremos ir al Cielo o no, aunque también tengo dudas sobre lo que hay después de la muerte.

Creo que somos como una bombilla, que cuando se funde deja de funcionar y ya está. Eso de la vida después de la muerte y toda la parafernalia que hay alrededor me parece que son producto del miedo que tiene el ser humano a que exista un final rotundo, a no poder vivir para siempre. Desde tiempos inmemoriales el hombre ha buscado la manera de aumentar su tiempo de vida, como todo ser vivo que busca la supervivencia, y ha inventado mitos sobre la fuente de la eterna juventud, el elixir de la vida, la piedra filosofal y muchísimos más.

La solución más fácil es prescindir de estos fetiches y creer en una existencia posterior a la propia existencia de manera que ese miedo al final puede ser más controlable. No existe el alma, tenemos conciencia de nosotros mismos simplemente porque nuestro cerebro funciona de esa manera, y cuando nuestro cerebro muere, nuestra conciencia, nuestra supuesta alma y hasta nosotros mismos morimos. La bombilla está fundida, y no podemos hacer nada por ella, no volverá a brillar jamás.

Otra historia es lo que todo el mundo busca, el sentido de la vida. ¿Tiene sentido la vida de una bacteria? ¿O la vida de una planta? ¿O la vida de un ratón o una paloma? Pues sí, las funciones básicas de todo ser vivo: nutrición, relación y reproducción. Lo que pasa es que no nos queremos asemejar a los animales o a cualquier otro ser vivo porque somos demasiado orgullosos, somos seres que disciernen y tienen funciones cognitivas superiores desarrolladas, nos creemos los reyes del cotarro, pero no es así. Somos seres vivos, mamíferos, y el sentido de nuestra vida no es distino al de otros seres vivos.