Creo recordar que en clase de Geología nos dieron la escala de dureza de Mohs, en la que del 1 al 10 se reglaba la dureza de los minerales siendo 1 el talco y 10 el diamante. También es verdad que a mayor dureza menor elasticidad y por lo tanto mayor fragilidad. Al extrapolar estos datos podría afirmar que en la vida es preferible estar entre 6-7 de dureza que en el 10, porque cualquier golpe te puede romper. Piensa en ello.
El misterio de los isquiotibiales acortados
Quien sepa algo de anatomía y biomecánica me hará algo de caso, y los que no sepan de qué va el rollo estarán perdidos, es inevitable. Anoche mientras me estaba durmiendo abrigado en mi cama me dio por ponerme a divagar y conseguí descifrar un enigma que me tuvo bastante tiempo intrigado en la carrera: ¿Por qué los isquiotibiales se acortan con una hiperlordosis lumbar?
En esta posición tendríamos un ilíaco anterior con desplazamiento cefálico de cada isquion y la correspondiente tracción de los isquiotibiales [o isquioperoneotibiales] poniendo como punto fijo la inserción distal. Además, el desplazamiento caudal de las espinas ilíacas anteriores [anterosuperior y anteroinferior] favorece el acortamiento del recto anterior [crural] siempre poniendo como punto fijo la inserción distal. Este acortamiento mantiene la posición hiperlordótica y nos da unos falsos isquiotibiales acortados.
Conclusión: tengo que estirar más recto anterior, hacer más abdominales y dejar de maltratar a mis isquiotibiales.
Deuda de sangre
Tengo 450 ml de sangre menos en mi cuerpo, cosas de donar. Ya se podrían concienciar muchos de ustedes para que donasen sangre, si no es por la causa en sí háganlo por el aperitivo gratuito (zumo, palmeritas, chocolatinas). Es la primeva vez que dono, y no sé si es normal, pero el dolor que tengo el el brazo no me deja extender el codo totalmente. Después de todo, no me introducen un trócar del 16 por una vena todos los días. Para la gente que no sepa lo que es un trócar, es lo mismo que las agujas de las jeringuillas para sacar sangre sólo que el calibre/grosor es mucho mayor: las intravenosas son de 0.9 mm de diámetro y tienen un bisel medio, mientras que el trócar que me clavaron era de 5 mm de diámetro y un bisel largo.
Tuve miedo, no lo voy a negar, porque ver esa pedazo de lanza impone bastante y además, el tener que introducirlo sobre el tendón bicipital pues me daba mucho mal rollo, porque me han contado experiencias de gente que se ha sacado sangre y les han pinchado con la aguja en el tendón y duele o más. No me quiero ni imaginar lo que me puede hacer un trócar que es más puntiagudo que una aguja intravenosa. Creo que el dolor que me queda es por tener ese pedazo de acero dentro de mi vena y apoyado sobre el tendón, pero bueno…
El banco de sangre en Canarias está muy jodido, así que vamos a donar la nuestra, que nos hacemos un favor a todos. Yo doné en la unidad móvil de la calle Castillo a la altura de la Plaza del Príncipe, pero por ahí hay más unidades móviles y estoy seguro que las vemos y pasamos de largo. En un cuerpo con una cantidad de sangre entre 4.5 y 6 litros de sangre, 450 ml menos no se nota nada…
Selección natural
Mi hermana me acaba de preguntar un ejemplo de selección natural para la tarea… Me he quedado en blanco momentáneamente hasta que me ha gritado desde su cuarto que ya no le hacía falta. ¿A alguien se le ocurre algún ejemplo de selección natural?
Malo como un chucho
Joder, esto de trabajar en Ifara me tiene fatal. Afonía intermitente, tos sin expectoración, mucosidad abundante… Y lo mejor de todo es que hasta que pase el período de prueba no puedo cogerme una baja porque si no me echan del trabajo. Tampoco tenía pensado cogerla si mañana continúo igual, pero si empeoro no sé qué haré…
Ya llegó el frío
Han llegado muchas cosas últimamente, y no sólo el frío. El trabajito en la residencia de Ifara, las corrientes de aire frío que me han costado un resfriado y tener la garganta jodida, la primera paga de contrabando…
Pero lo que más me ha gustado es que ya ha llegado el frío, que a las fechas que estamos ya se echaba de menos. Chaquetas, bufandas, ropa abrigada, sábanas y mantas calentitas… Siempre me ha gustado el invierno, comerme un escaldón humeante mientras veo a través de la ventana la lluvia y la niebla gris. ¿A quién no le gusta?