Slagsmålsklubben son un grupo sueco de música electrónica cuyo nombre significa literalmente «el club de la lucha». El vídeo está inspirado en el de Röyksopp pero, en este caso, sí que me gusta la canción.
Una vez más, la versión en alta definición está disponible en la correspondiente página de Vimeo.
Avance del documental CANARIAS TIMELAPSE, de KROMA CANARIAS y LASAL, con el patrocinio del Gobierno de Canarias, la SPET de Tenerife, El Cabildo de Fuerteventura, el Cabildo de Gran Canaria y la participación de la Televisión Pública de Canarias.
Muestra las 7 islas Canarias desde la perspectiva del tiempo, rápido y lento, a lo largo de todo un año.
Grabado íntegramente en Alta Definición y cámaras fotográficas de 35mm, con técnicas de grabación a intervalos y overcranking.
Dirección: Luis García de Armas
Producción: Antonio de Nascimento
Música: Antonio Hernández
Cámara: Humberto Mesa
Las fechas previstas de estreno son:
S/C DE TENERIFE: Día 22 de Abril en los multicines Renoir-Price, a las 20:30 h
LAS PALMAS DE G/C: Día 23 de Abril en los multicines Monopol, a las 20:30 h
Lástima que la versión en alta definición sólo esté disponible en la página correspondiente de Vimeo, cosa de los autores…
La primera vez que escuché a Carmen París fue gracias a esta versión del clásico de Joaquín Sabina, hace ya bastante tiempo. Pues hoy ha sido la primera vez que he visto una fotografía suya y he de decir que no encajaba con la imagen especulativa que tenía en mi mente. Se la ve bastante alternativa, hasta es posible que me la haya podido cruzar alguna vez por fuera del Haring, del Blues Bar o del O’Clock y yo sin darme cuenta.
Como quien viaja a lomos de una yegua sombría,
por la ciudad camino, no preguntéis adónde.
Busco acaso un encuentro que me ilumine el día,
y no hallo más que puertas que niegan lo que esconden.
Las chimeneas vierten su vómito de humo
a un cielo cada vez más lejano y más alto.
Por las paredes ocres se desparrama el zumo
de una fruta de sangre crecida en el asfalto.
Ya el campo estará verde, debe ser Primavera,
cruza por mi mirada un tren interminable,
el barrio donde habito no es ninguna pradera
desolado paisaje de antenas y de cables.
Vivo en el número siete, calle Melancolía.
Quiero mudarme hace años al barrio de la alegría.
Pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía
y en la escalera me siento a silbar mi melodía.
Como quien viaja a bordo de un barco enloquecido,
que viene de la noche y va a ninguna parte,
así mis pies descienden la cuesta del olvido,
fatigados de tanto andar sin encontrarte.
Luego, de vuelta a casa, enciendo un cigarrillo,
ordeno mis papeles, resuelvo un crucigrama;
me enfado con las sombras que pueblan los pasillos
y me abrazo a la ausencia que dejas en mi cama.
Trepo por tu recuerdo como una enredadera
que no encuentra ventanas donde agarrarse, soy
esa absurda epidemia que sufren las aceras,
si quieres encontrarme, ya sabes dónde estoy.
Vivo en el número siete, calle Melancolía.
Quiero mudarme hace años al barrio de la alegría.
Pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía
y en la escalera me siento a silbar mi melodía.
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
¡esas... no volverán!.
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.
Pero aquellas, cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
¡esas... no volverán!
Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.
Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido...; desengáñate,
¡así... no te querrán!
Cada día que voy a trabajar me gusta ir en el coche con música. Recuerdo un día que hablando con el padre de un amigo sobre la música del coche me dijo que cualquier música era válida para llevar en el coche, desde clásica hasta jazz. No sé por qué no se me había encendido antes la bombilla, así que lo que hice a los pocos días fue poner un CD de Five Corners Quintet en el coche. Resulta curioso conducir mientras estás escuchando jazz, pero luego te acostumbras y al final acabas con un disco de João Gilberto cantando los clásicos de la Música Popular Brasileña [hasta aprendes algo de portugués-brasileño].
Sin embargo, a veces me gusta escuchar la radio. Por ejemplo, cuando voy al Puerto de la Cruz pongo la COPE sólo por oír gilipolleces. Otras veces pongo Radio San Borondón para oír cómo ponen a parir a los corruptos que nos dirigen. En algunas ocasiones también pongo Radio El Día para enterarme de los titulares de los periódicos. También pongo Máxima FM para que mis oídos sufran con el nivel de inglés de los locutores o bien pasar el tiempo sacando los samples de las canciones.
Y, como es normal en mí, pues hoy voy a hablar de samples, versiones y demás muestras de la creatividad actual. Empezamos con Rihanna y su Don’t Stop the Music.
La primera vez que la escuché pensé que ese sample de fondo que repetía una y otra vez «mama-se mama-sa mama-kosa» era de alguna otra canción que conocía. No se me quitaba de la cabeza la idea de que conocía la original, que incluso la tenía en mi biblioteca musical personal [léase disco duro], pero bueno, no le puse demasiada importancia. Una tarde, escuchando música como siempre, apareció en mi foobar2000 de repente una melodía familiar cuya parte final era ese verso repetido hasta la saciedad.
Efectivamente, Wanna Be Startin’ Somethin’, un éxito de Michael Jackson cuando aún era medio negro. Pero no quedaba la cosa ahí, porque escuchando la canción del colega se volvió a activar ese mecanismo que para bien o para mal tengo en la cabeza, localizado preferiblemente en el lóbulo temporal y con conexiones directas con el hipocampo. Había otra canción, de autor y título indeterminados, que era el verdadero origen de esa salmodia repetitiva y pegadiza. Y una vez más, tiempo después, volvió a aparecer por mi foobar2000 una melodía conocida.
Era Reggae Makossa, de Manu Dibango, pero de nuevo volvió a activarse el detector que tengo en la cabeza y, como estaba ya impresionado con la cadena de versiones que llevaba la dichosa canción ya sí que tuve que buscar en wikipedia para llegar al origen de todo.
Al fin di con la primigenia canción original, Soul Makossa de Manu Dibango. Menudo trabajo de investigación.
Pero ahí no queda la cosa, porque también tenía una canción que me traía de cabeza desde la primera vez que la escuché.
Esta vez no es que me resultara conocida, es que me siempre me ha gustado la música irlandesa y celta en general. Paddy’s Revenge, de Steve Mac, tenía toda la pinta de ser una versión de alguna canción irlandesa y quería saber cuál era la original para escucharla fuera del remix. Cuál sería mi sorpresa cuando di con la original y pude comprobar que no tenía nada que ver con lo que había pensado.
Music for a Found Harmonium, de Penguin Cafe Orchestra, un título bastante original si se tiene en cuenta que lo que suena es un armonio y que fue compuesta con uno que fue encontrado abandonado en una calle de Kyoto. Sinceramente, me decepcionó la original, quizás porque esperaba encontrar otra cosa.
Y por último, esa canción que tanto que se ha dado a conocer, sobre todo con la publicidad de Adidas.
Obviando el hecho de que tenía esta canción en mi disco duro meses antes de que saltase a la fama, la primera vez que escuché Beggin’ de Madcon supe que no era original, esos violines y ese piano no podían ser producto de una composición actual. No tuve que buscar demasiado para hallar la respuesta.
The Four Seasons, con Frankie Valli al frente, lanzaron su single Beggin’ allá por 1965. Un par de años después Madcon hace una copia casi exacta de la misma canción, aunque personalmente prefiero la original.
Como ya dije una vez, hoy en día la creatividad se define por la capacidad más o menos acertada de samplear o versionar canciones antiguas.