Piensa, luego actúa y vive

DSCN0014No hace falta complicar las cosas aún más, porque a todos nos vendría mejor simplificar un poco. No digo que disfrutes del sufrimiento, porque sufrir es inevitable cuando algo te importa lo suficiente. Pero es que sufrir también es parte de la experiencia de vivir y, a menudo es lo que nos enriquece. Pero algo muy diferente es amargarnos la existencia, porque no hay necesidad de ser masoquista.

Si echas de menos a alguien, simplemente llama o manda un mensaje.

Si quieres quedar, no esperes una invitación y toma la iniciativa.

Si te sientes incomprendido, prueba a explicar mejor las cosas.

Si tienes dudas, no dejes de preguntar.

Si algo no te gusta, dilo y exprésate.

Si algo te gusta, da las gracias y compártelo.

Si quieres algo, piensa si realmente lo necesitas y, si es así, pídelo.

Si quieres a alguien, díselo.

Pero, sobre todo y ante todo, no pierdas el tiempo.

Pensamiento del día

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Me toca la moral perder el apetito por motivos que, luego en perspectiva, te das cuenta que no son importantes.

Todos los días cometemos errores, reconócelo. Sin embargo, trata de aprender de ellos en la medida de lo posible, y haz que al menos hayan servido para algo.

Esa sensación cuando has estado cometiendo una serie de errores uno tras otro pero antes de cometer la mayor estupidez de todas, te das cuenta a tiempo, rectificas y te salvas de un desenlace desastroso.

Esa enfermedad llamada felicidad

1890.La Laguna Llanos los ViejosLa felicidad te infecta, pero es una enfermedad deseada y esperada. Los verdaderos problemas aparecen como secuelas de su paso por nuestra alma, cuando se clavan donde más duele, en aquel espacio que antes ocupaba y daba calor.

Porque la felicidad te besa con fuego, y no puedes olvidar el recuerdo de sus labios, pero supongo que su boca no es para mí. Porque cuando se va, cuando se acaba, las cosas son más grises que antes, y las describes con frases y versos sobre lo que era, ya no es y no volverá a ser.

Pero no sabes lo que es la felicidad hasta que has aprendido el significado de la tristeza, cuando se marcha por la puerta y a veces ni le puedes decir adiós. No puedes saber lo que duelen los labios cuando besas a la felicidad, y cuando te toca pagar la cuenta con trozos de tu corazón y una desilusión de propina. No imaginas lo que duele pensar en el recuerdo de besar una mejilla surcada de lágrimas de tristeza, o mirar un atardecer de invierno con ojos sin ilusión.

Y es que ser estoico parece muy fácil en la teoría, pero no tanto en la práctica, porque la felicidad se irá y su ausencia traerá de nuevo todas esas cosas. Y ya se sabe que no se puede pensar con claridad cuando se siente intensamente.

Pero habrá muchas otras noches, en las que baile o simplemente mire bailar, o duerma arropado por el cariño, o sudoroso por la pasión. Habrá otras poesías que escribir, otras canciones que cantar, otras primaveras que florecer, otros labios que besar y sueños que hacer realidad. Pero claro, no será aquella felicidad que se marchó.

Aunque me hice prometer que me ilusionaría lo menos posible. Aunque pensé que el frío tacto del pecho de acero serviría de coraza. Pero aún funciona la máquina que, en su interior y con su propio compás, mueve mis sentimientos haciendo ruido.

Y sé qué pasará, porque caigo en las redes de la felicidad con mucha facilidad, como si lo estuviese deseando con demasiada intensidad. Pero ni yo entiendo muy bien la razón, porque a estas alturas ya debería estar escarmentado.

Historia y cáncer

Av PágA estas alturas creo que es de dominio público que mi interés por ciertos temas a menudo no es compartido por el resto de la gente a mi alrededor. El ejemplo más reciente fue la introducción a un trabajo de Enfermería Comunitaria sobre la evolución histórica del cáncer de pulmón desde hace treinta años.

La cuestión es que, como era de esperar, me he venido arriba y me he puesto a buscar información sobre la etimología de la palabra «cáncer», que ya conocía pero a nivel de curiosidad y no en profundidad.  Luego me he liado con ciertas nociones de literatura clásica, un poco de historia antigua y, ya que estaba, una pizca de paleopatología.

Vamos, una bola de nieve cuesta abajo.

Y como también era de esperar, son cosas que sabía que no iban a interesar al resto de integrantes de mi grupo de trabajo. No les reprocho nada, en realidad he sido un poco egoísta y, como me lo he pasado tan bien buscando información que me resultaba tan curiosa, pues me ha salido una introducción un poco extensa.

Luego al reunirnos y ponerlo en común se ha decidido reducirlo considerablemente. Bueno, no hemos puesto en común nada porque he sido yo el que ha hecho la introducción. En realidad les he ahorrado el mal trago de decirme que no les importaba una mierda todo aquello y simplemente he seleccionado el texto y le he dado a la tecla de suprimir sin pena alguna porque, como a veces las veo venir, ya había salvado el texto.

Corralejo, Lobos y LanzaroteLo cierto es que no tenía pensado publicarlo aquí pero, luego de pensarlo un rato, he pensado que era una oportunidad desperdiciada el guardarlo en mi disco duro. Al fin y al cabo, tan sólo he leído un par de artículos que cualquiera puede encontrar con una búsqueda bibliográfica normal y corriente, he extraído la información y he intentado redactarla de una manera más o menos legible. Ah, y con sus referencias «Vancouver style».

Lo dicho, tanto si eres un friki de las Ciencias de la Salud como si necesitas algo que leer en la cama para poder dormir, aquí va una somera revisión bibliográfica del origen histórico del cáncer.

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Pensamiento del día

Paseo de neón

Lo peor que puedes hacer cuando te marcas un objetivo es que su consecución dependa de las acciones de otra persona.

Los objetivos deben ser metas que dependan únicamente de ti, de manera que si no los alcanzas será tu responsabilidad y no tendrás la excusa para echarle la culpa a nadie.

Cuando alguien te gusta es un error pensar que se trata de una competición. Todo consiste en una simple elección, y lo mejor que puedes hacer al respecto es ser natural, no aparentar y no tratar de venderte; la decisión final no es tuya, es de la otra persona.

Sobre la paciencia

On/OffTal vez es que soy raro, que no lo niego, o tal vez es algo bastante común, pero lo cierto es que no puedo ser paciente cuando estoy cansado. Es así, no puedo, estoy más susceptible y mi umbral de aguante se reduce tanto que mandaría a la mierda a cualquiera a la primera de cambio. Lo que normalmente se acepta o molesta ligeramente parece que es un gran agravio, la conversación casual se vuelve un suplicio o las ideas homicidas cada vez son más tentadoras.

Me considero un tío con paciencia, y creo que tienes que tener esa capacidad cuando te dedicas a tratar con personas que, en su mayoría, tienen dolores y suelen estar un poco molestas con el mundo. Si no fuera así, si no tuviera cierta templanza, se produciría un efecto sumatorio entre la molestia del paciente y mi molestia que acabaría con toda idea de dedicarme profesionalmente a tratar enfermos.

Pero en ocasiones llega ese momento del día en el que estás cansado de ir a clase, de trabajar, de no hacer nada, de levantarte temprano, de levantarte tarde, de descansar poco, de dormir demasiado, de aguantar a tus familiares, amigos, compañeros de clase o de piso… Da igual, estás cansado y no sabes si colgarte el cartel de «no molestar» en la frente o mandar a tomar por culo a quién primero te toque la moral lo más mínimo.

Al final tienes que optar por regresar a tu cueva, cortar la comunicación y hacer que la presión interior, esa que te empuja a actuar como normalmente no sueles actuar, disminuya y te permita regresar a tu estado basal. Porque en más de una ocasión he tomado decisiones mientras he estado cansado, y normalmente han sido bastante drásticas, como dejar a una novia o cortar toda relación interpersonal con alguna otra persona.

Es por eso que es mejor que me aísle, al menos de manera momentánea, y dejar que vuelva a ser yo. A la mierda todo el mundo hasta que se me pase y ya está.