Me va muy bien sin ti.
Excepto cuando cae una lluvia suave que gotea de las hojas como lágrimas, y entonces recuerdo la emoción que me provocaba estar abrigado en tus brazos, junto a tu pecho.
Te he olvidado tal y como debería, por supuesto que sí, excepto cuando miro tus fotos, escucho tu nombre aunque no seas tú a quien llama, o alguien que pasa a mi lado lleva tu mismo perfume.
Pero te he olvidado tal y como debería.
La verdad, qué idiota soy al pensar que la razón podría engañar a la emoción. ¿Qué hacer? ¿Debería enviar una carta? ¿Debería llamar una vez más? No, es mejor que siga con el plan.
Sin ti, por supuesto, pero me va muy bien.
Excepto tal vez en invierno, cuando el frío que repta por mi cuerpo intentando atraparme me recuerda el calor que nos regalábamos bajo las sábanas.
Pero me va muy bien sin ti, por supuesto que sí.
Excepto tal vez en primavera, en verano, o en otoño, aunque sé que nunca debería pensar en las estaciones que ya han pasado o que han de llegar, porque eso seguramente volvería a romper mi corazón en dos.