Sabes que no echas de menos a alguien cuando al pasar por esa calle ya no miras hacia su casa.
Algunas personas tan sólo quieren que alimentes su ego sin dar nada a cambio; eso es parasitismo.
Cuando te despides de alguien con un «no cambies nunca» en realidad esperas que continúe con los mismos fallos que ya conoces para que no te sorprenda ni te decepcione aún más.