En el fondo todos somos unos payasos, la diferencia es que hay quien lo demuestra más a menudo.
Demasiadas suspicacias afortunadamente contraatacadas con eficacia mediante hábiles y dicaces perspicacias.
Una simple acción puede provocar terremotos en las piernas, anticiclones y borrascas en el pecho, lluvias torrenciales en los ojos o bancos de niebla en la mente. Es el llamado «efecto mariposa», el origen del caos.