A veces después de una buena época viene otra mala, como si estuviésemos en deuda con la vida y ésta nos exigiese una devolución con intereses por todo lo que nos ha dado.
La buena suerte existe únicamente en nuestra mente; no hay buena ni mala suerte, tan sólo sucesos que ocurren por probabilidad y que nosotros interpretamos como favorables o desfavorables en función de nuestros intereses.
Las personas con más suerte son aquellas que saben aprovechar las oportunidades, que tienen capacidad para predecir las consecuencias de sus actos antes de llevarlos a cabo y que eligen las opciones más adecuadas.