Una vez más se confirma que quien no arriesga no gana.
El amor es un juego en el que todos queremos ganar y a ninguno nos gusta perder.
Las ilusiones son inevitables cuando encontramos algo que llevábamos ansiando durante demasiado tiempo.
Es en estos momentos cuando recuerdo las palabras de Carmen de Bizet en su Habanera.
El amor es cual pájaro rebelde
al que nadie es capaz de domar
Nuestros ruegos a nada van a parar,
si lo que a él se le antoja es rehusar.
Amenazas y súplicas nada valdrán.
Aquel hombre persuade; éste otro se calla.
Y es a éste, al que nada dice,
al que quiero y mi corazón prefiere
el amor, el amor…
El amor es como un niño gitano
que jamás supo de nada que sea la ley
¿Que tú no me amas? ¡Yo sí te amo!
Y si yo te amo… ¡Mejor será que del amor te guardes!
El pájaro que prender hubiste creído
batió sus alas y se alejó de ti…
Aunque distante quede tu amor, puedes esperar su regreso
¡Cuando menos lo esperas, a tu lado estará!
Y en torno tuyo, raudo y veloz, volará
Ahora bien, y ahora se va… para retornar
Te figuras tenerlo, pero te esquiva;
crees zafarte y él es tu dueño.
El amor es un pájaro que puede anidar en los corazones o tomar el vuelo si tiene necesidad de libertad. El amor es un pájaro que canta en silencio sobre la belleza, tocando los corazones de los enamorados y aliviando el dolor.