Cómo decirte lo que supones para mí sin desnudar mi corazón y mostrarte mis sentimientos, cómo decírtelo y evitar que salgas huyendo, riéndote de mí. Resulta harto difícil dejar pasar los días sin poder ver esos ojos tuyos que parecen espejos de eternidad, esos labios carnosos tan sabrosos en mi imaginación, esa sonrisa encantadora que ilumina…
Ya no sé cómo decírtelo, no sé qué otra manera usar para proponértelo, para mendigar una visión fugaz de tu belleza. No puedo negar que me encantaría que tú me pidieras poder verme tan sólo para saber que existe esa reciprocidad, tan sólo para poder decirte que sí, tan sólo para poder volver a sorprenderme.
Sí, cada vez que te miro me sorprendo de tu belleza, porque pasa tanto tiempo entre los momentos que compartimos que no recuerdo lo preciosa que eres hasta que apareces ante mí. Eres la fruta más difícil de alcanzar del árbol del deseo, pero no por ello pienso dejar de intentarlo. Eres la fruta por la que mi boca suspira por saborear, eres la linda guayabita de mi jardín.