Una cámara de alta velocidad con calidad HD, absolutamente acojonante. Para la presentación se han currado el siguiente video:
Y aquí está cómo se hizo.
Si logras mear después de verlo, avisa [por aquello de «para mear y no echar gota«].
Una cámara de alta velocidad con calidad HD, absolutamente acojonante. Para la presentación se han currado el siguiente video:
Y aquí está cómo se hizo.
Si logras mear después de verlo, avisa [por aquello de «para mear y no echar gota«].
No existe otro lugar de la casa donde se produzca una mayor generación de pensamientos. Unos dicen que en tu cuarto, cuando te acuestas en tu cama, justo en esos instantes previos a dormirte. Otros dicen que en la cocina, cuando estás fregando la loza. Es cierto, en estos lugares se generan muchos pensamientos porque son zonas de elevada actividad electromagnética dentro de nuestra vivienda, pero ninguno es comparable al baño.
Cuando te estás afeitando o cepillando los dientes, estás mirándote al espejo pero realmente no te estás mirando, estás mirando a través de él, a través de tu reflejo y estás ahondando en tu psique. Cuando estás sentado en el inodoro, no estás leyendo esa revista o ese libro, estás con la mirada perdida sobre unas páginas mientras tu cabeza está en otro lado.
Pero el mejor momento para mí, el de mayor carga metafórica, es la ducha. El agua cae sobre ti, te enjabonas, limpias tu cuerpo, pero a la vez estás haciendo lo mismo con tu mente. Piensas, desechas, limpias, creas, destruyes… Todo eso en un instante, porque son actos mecánicos a los que no necesitas prestar atención y te dejan todo el tiempo para ti y tus desvaríos.
Por si fuera poco, siempre van seguidos el momento de despertarme con el de la ducha, así que mi maquinaria de imaginería mental apenas se detiene, con todas las posibilidades que se derivan de ello. Hoy ha sido un momento del baño especialmente productivo, pero ya hablaré con cada una de las personas implicadas.
Le doy gracias a tus ojos porque ellos me han enseñado que el verde es el color de la esperanza.
Le doy gracias a tus labios porque me han demostrado que aún hay un lugar en mí para la ternura.
Le doy gracias a tu piel porque me ha dado el pálido calor que le faltaba a mi alma.
Le doy gracias a tu pelo porque con sus cosquillas doradas he comprobado que aún no me he vuelto de piedra.
Le doy gracias a tu corazón y al amor que destilaba porque gracias a él sé que he vivido.
Y te pido perdón, por haberte hecho sufrir, por sentirme un egoísta que no te dio nada a cambio, por no corresponderte como debía, por ser como soy y no ser como querría, y por tantas otras cosas… Nunca seré como te quiero, pero aún estás aquí, cada vez que descansan sobre mi cuello tus eslabones de plata, cada vez que vibran las cuerdas de la guitarra y cada vez que miro a la Luna.
La diferencia entre los idiotas y los valientes es que los primeros se arriesgan a perder lo que quieren sin temor alguno.
[…] Por eso soy adicto al amor platónico y al placer de la nostalgia cuando estoy solito […]
Hay una delgada línea que separa la ambición de la avaricia, la necesidad y el ansia.
Ou yeah!
Desempolvando mi disco de Americana, cualquiera que me haya visto se hubiera asustado al verme cantar a pleno pulmón esta canción en el coche. Los chicos de The Offspring hicieron una versión [en 1998] de una balada de amor de Morris Albert [de 1975], cambiándole la letra y [como resulta obvio] el tempo.
La versión de Morris Albert:
https://www.youtube.com/watch?v=wU0Pp2n6ooE
La versión de The Offspring: