Vivimos en una época de relaciones ciber-mantenidas [vaya palabra me acabo de inventar] en la que el principal medio de contacto es el MSN u otros clientes de mensajería instantánea. Si antes se llamaba por teléfono o se quedaba en algún lugar para verse y charlar, hoy en día simplemente te conectas a tu cuenta y puedes ver a la otra persona a través de su webcam y decirle muchas cosas a con el teclado de tu ordenador.
Ya he hablado muchas veces de las limitaciones de la conversación vía internet en relación con la información no verbal, pilar fundamental de la comunicación hablada y que parece que no se le da la suficiente importancia en vista de que la mayoría prefiere el uso del lenguaje escrito. Por poner un ejemplo, el decir «te quiero» puede tener miles de interpretaciones cuando se escribe, pero cuando se dice, nuestro tono de voz o nuestros gestos sólo pueden dar una interpretación posible.
Pues bien, el tema de esta disertación que toca hoy no es ya el hecho de las cosas que se dicen o no, es más bien en relación a cómo se zanjan las relaciones actualmente. Resulta curioso que a menudo las personas se refugian detrás de sus pantallas y sus teclados para decir lo que no se atreven a decir en persona pero, si antes podías decir «no quiero volver a verte«, hoy en día no es tan fácil ser tan tajante. Hoy en día es más fácil no admitir a un contacto, no permitir que esa persona pueda hablar contigo, que decirle directamente que no se desea continuar con la relación.
Al fin y al cabo estamos en una época de comodidad y, por extensión, cobardía. Siempre se intenta hacer lo más cómodo para cada uno, pero esto no significa que sea lo más correcto, más bien resulta bastante cobarde el no luchar por hacer las cosas como realmente se deben hacer. A menudo no sé qué se deriva de qué, si la cobardía de la comodidad o viceversa…
Tienes razón en lo que dices, en parte, porque es un sistema que ya se usa desde que apareció la identficación de llamadas en los teléfonos. Si no te interesa quien te llama, no descuelgas y punto. En cualquier caso, si la única manera de alguien de ponerse en contacto contigo es mediante messenger… no creo que sea muy importante para ti, ni tú para él.
Sólo un apunte más, no se de donde sacas que los programas de mesanjería instantánea son el principal medio de comunicación, pero me da que exageras un pelo, sobre todo porque el número de personas con acceso a Internet en España no llega al 50% (datos de 2006).
Un saludo.
En realidad me importa más las maneras de cortar con la relación que la propia relación en sí misma. Yo abogo por la honestidad, nada más.
Lo de la identificación de llamadas o no contestar a los sms es demasiado obvio, más que nada porque siempre puedes sacar una excusa tipo «no estaba en casa», «tenía el teléfono en modo silencio» o alguna por el estilo. Lo que hace especial al sistema del «no admitir» es que bloqueas la posibilidad de que la persona sepa que te acabas de conectar y pueda hablarte.
En cuanto a mi afirmación de que es el principal medio de comunicación lo dije basándome en el segmento de población que conozco. No conozco a nadie que no use un servicio de mensajería instantánea tipo MSN. No manejo los datos del acceso a Internet en España porque no hablo de la población total de nuestro país, aunque sería interesante conocer el porcentaje de población con edades comprendidas entre los 12 y los 30 años con acceso a Internet.
Saludos.
El aspecto de la honestidad, de la pobreza en la comunicación mediante mensajería instantánea es real. Pero ciertamente este avance tecnológico como tantos otros genera otros problemas. Y no es la mensajería, sino como siempre, el mal uso que hacemos de los avances en materia de comunicación. Varios ejemplos:
El argot usado en el «messenger» que se traslada a cartas formales y exámenes, lo cual es una total aberración hacia la lengua.
Igualmente que el problema anterior pero esta vez trasladado al lenguaje, es decir a la comunicación verbal. ¿No habla la gente cada vez peor, especialmente los adolescentes?
Por supuesto los problemas de salud que genera que las personas pasen tantas horas sentadas frente al ordenador, y no trabajando, sino charlando a través del messenger. Patologías asociadas al sedentarismo como la obesidad y los problemas de la columna vertebral.
Y por último la mayor enfermedad de todas, a la que hace referencia Morlock, la ausencia de valores éticos y morales que se está convirtiendo en una plaga en esta sociedad.
La herramienta es tal por el uso que hacemos de ella.