Un orgasmo en todos los sentidos.
Doxa
Por petición popular he decidido levantar la medida cautelar de limitar el acceso a Liberitas debido al inminente exceso de ancho de banda que se avecinaba. En realidad, me quedan 200 MB para llegar al tope de 6000 MB de transferencia que me da mi servidor. Así me da tiempo de publicar alguna que otra tontería que tenía por ahí pendiente.
Como decía Leónidas, Tonight, we dine in Hell!!
Actualización:
Son las 22:06 y ya sólo quedan 91 MB. ¿Llegaremos a las 00:00 de mañana todavía con ancho de banda? Siguiendo parafraseando a Leónidas, La muerte más honrosa que puede tener un blog es caer en batalla con un 509 Bandwidth Exceeded como epitafio.
Comprensión
¿Cómo podemos pretender conocer a los demás si nosotros mismos no nos conocemos? Quizás no nos hemos parado a pensar que, simplificando, somos máquinas que se estudian a sí mismas. El hecho de ser parte de la incógnita ya nos impide alcanzar el conocimiento.
Una vez más llegan hasta mi mente aquellas palabras escritas hace tanto tiempo y digo yo, ¿por qué nos empeñamos en encasillar y juzgar? Simplemente porque es más fácil hacer causantes de nuestros problemas a los demás antes que hacer una introspección y hallar la causa en nosotros, nuestros actos. Todos recurrimos al locus de control externo porque nos resulta más sencillo echarle la culpa de nuestros problemas a las personas que nos rodean e interactúan con nosotros, al Sol porque aparece por el horizonte o a la Luna que nos mira con cara pálida.
El ejemplo más sencillo es el del niño que se tropieza con un juguete, cae al suelo, haciéndose daño, y comienza a llorar. ¿Cuál es la reacción natural de la madre? Primero mira si está bien, si se ha hecho mucho daño, y lo segundo es decir «juguete malo, juguete malo», ¿o no es cierto? Desde pequeños, con estos inocentes actos, nos comienzan a inculcar que nuestros problemas son por causa externa, cuando en realidad si el niño se hubiese fijado y hubiese esquivado el juguete no se habría caído. De nada sirve andar echándole culpa a nada o nadie, simplemente porque es más fácil actuar sobre nosotros mismos y corregirnos que andar modificando nuestro entorno y a los demás para evitar nuestros problemas. El fallo seguirá estando en nosotros, no le habremos puesto solución, y seguirá repitiéndose mientras no cambiemos al mundo o a nosotros.
Marcamos como causa de nuestros problemas a los demás, los etiquetamos con calificativos y los distribuimos en grupos porque es lo más fácil. Y es que en realidad no somos nosotros mismos, somos como nos califican los demás. Las apreciaciones subjetivas que hacemos los unos sobre los otros son las que nos definen, las que dictan si somos simpáticos, interesantes o prepotentes, no simplemente porque lo seamos de forma inherente.
Lo único importante al final es conocerse a sí mismo, pero como ya he dicho, es imposible. A lo único que podemos aspirar es a comprendernos, sólo que unos lo han conseguido en mayor medida que otros. Lo triste es que, a menudo, los que menos se comprenden son los que más juzgan y ahí radica el problema.
Noche fisioterápica
Resumen: garganta cual whiskeros con voz de lija de tanto cantar con los tunos.
Tiempo
Con el vacilón del cambio al horario de verano se me ha escapado una hora de mi vida. Por si fuera poco, cuando pienso que podría haber pasado esa hora contigo no consigo sino acrecentar el sentimiento de pérdida que me embarga. Porque es tu pelo, porque son tus labios, porque son tus ojos, porque eres toda tú la que tiene mi mente y mi corazón secuestrados. Tengo miedo, no te lo voy a negar, miedo de que tomes esa frágil parte de mí que me apega a la vida y la rompas en mil pedazos dejándome desnudo de ti y de ganas de vivir. Mi mente lucha contra mi corazón, porque no sé por qué se abandona tan fácilmente a tus besos y caricias. Y cuando no los tiene, mi víscera emocional suspira por ellos y sangra lágrimas amargas como la hiel.
Sólo tus manos pueden mecerme y darme caricias, y sólo ellas pueden estrecharme hasta exhalar mi último suspiro. Tienes el poder de concederme los más elevados placeres o sumirme en el tenebroso mar del sufrimiento. Sólo pido clemencia con este pobre ánima, cansada de vagar mecida por el viento y que ha quedado prendida a una de tus ramas. He esperado toda una vida para encontrarte y, ahora que al fin veo mi empresa concluida, sólo deseo quedarme aquí, a tu lado si tú lo quieres así.
Da igual, no hagas caso a este indigente de caricias, con tanto sueño de soledad que ya no distingue la realidad de la mente de la realidad del corazón. Estoy tan cansado de luchar que sólo puedo abandonarme al reino de Morfeo, esperando el amanecer de un nuevo día que nos despierte mientras yacemos juntos.