Perdón por no hablar de esto antes, y no es porque me diese vergüenza, sino es que soy un vago y cuando tengo algo pendiente de escribir no me dan tantas ganas de terminarlo. Prefiero escribir lo que tengo en el momento en la mente a dedicarme a un tema pendiente.
Al caso, este año hicimos el Amigo Invisible en el trabajo y tengo que hablar del regalo que me tocó: pinturas corporales de colores y sabores. No sé por qué no se me había ocurrido antes la idea de que estas cosas existían, pero cuando abrí el regalo me quedé absolutamente impresionado, ¡qué originalidad de detalle!
Lo único malo de este regalo es que justamente llega a mis manos cuando ya no tengo un lienzo femenino sobre el que dibujar. En serio que tengo la espinita clavada por eso, pero según leo en la caja, tengo hasta marzo de 2008 para consumirlas preferentemente. ¡Aún sigo esperando por alguna candidata!