Ya dije una vez que hay que ser valiente, pero hoy me toca hablar de los cobardes. Por un lado están los falsos valientes, los que van de sobrados y a la hora de la verdad se echan atrás. Luego están los cobardes verdaderos, los que independientemente de la situación siempre tirarán por la solución más fácil.
Ser valiente no significa hacer las cosas a la primera de cambio sin meditar previamente, y ser cobarde tampoco significa pensar demasiado sobre algo. Unas veces he sido valiente y otras he sido cobarde, y como dice Carlos Goñi, ¿pero aquí quién no es cobarde por amor?