Akeboshi – Wind

No, no he empezado a ver Naruto pero esta es la canción del ending de la primera temporada. La verdad es que suena muy bien.

Avalancha de spam

phentermine-yellowphentermine-blueHace un día que no entro en Liberitas y cuando llego me encuentro con una avalancha de spam. Menos mal que tengo instalado Akismet y Spam Karma 2, que si no… No sé por qué se empeñan en querer venderme phentermine o que juege al poker, vaya gente más pesada.

Otra vez en Ubuntu

ubuntuY ahora estoy actualizando la 5.10 Breezy a la última Dapper, a ver si no se escacharra nada. Lo dejaré actualizando y ya mañana a partir del mediodía me dedicaré a configurarlo y todo eso. No sé por qué, pero esto de tener un sistema operativo de 64 bits me da una buena sensación, y es una bobería, lo sé, pero qué le vamos a hacer. Como decía aquel:

 Soy geek, pero no soy friki porque no me gusta Dragones y Mazmorras.

P.D. ¿Te gusta el nuevo logo de Ubuntu? 😆

Ropa de cama

Desvaríos y tonterías en un ataque de incontinencia verbal. La culpa de todo la tuvo aquella noche indeterminada de bares y efectos etílicos.


Deberías cambiar las sábanas periódicamente, y a poder ser cada semana. ¿Por qué? Principalmente porque si llevas hasta tu cama compañía de vez en cuando se darán cuenta que esos dibujitos de Winnie the Pooh [o Mickey Mouse y sus amigos o florecillas azules o cualquier otro estampado] son sospechosamente parecidos a los que hace una semana les resultaban extrañamente similares a los de la semana pasada, que casualmente son iguales a los de aquel día de la semana anterior [vamos, un bucle que se remonta hasta hace dos meses o así]. A esas alturas ya debe de estar pensando cosas no muy agradables sobre tu conducta higiénica, pero da igual, la erección que comienza a sufrir le está secuestrando parte del riego sanguíneo y la zona del cerebro encargada de ese pensamiento decide dejar de funcionar para intentar sobrevivir con el oxígeno que le ofrece la poca sangre que le llega.

Lo que ya me parece absolutamente surrealista es que se reúnan un grupo de personas en un bar con cervezas en las manos y brindando por que uno de ellos quiera [censurado] contigo pero con la novedad de unas sábanas nuevas. ¿Te das cuenta? Sanidad podría precintar tu cama como lugar biopeligroso, zona de riesgo de contaminación por quién sabe qué clase de microorganismos [o macroorganismos].

¿Te acuerdas de la película Estallido, aquella en la que había una amenaza por el virus del ébola [la imagen de arriba]? Pues imagínate a una unidad de esterilización de ese tipo irrumpiendo en tu casa, fumigando con la esperanza de desinfectar TODO, y cuando digo «todo» también me refiero a tus orificios corporales. Y da gracias por que no hayan optado por la limpieza con fuego, es más efectiva pero tiene el inconvenente de tener que dar muchas explicaciones a la comunidad de vecinos.

Desde luego, hay que ver la que se monta por una mala costumbre, y es que parece una tontería sin más pero es que no te puedes ni imaginar la cantidad de «bichitos» que tenemos en nuestra piel o nuestro vello corporal y dejamos abandonados en los tejidos. Si a eso le añadimos todos los que viven en los colchones y que pasan a las sábanas, todo esto aderezado con un poco de sudor y demás fluidos corporales pues ya te puedes imaginar el botellón que se montan los cabrones. Luego vienen las enfermedades de la piel, de los ojos, oídos u otras zonas húmedas del cuerpo. Si es que son unos pequeños hijos de puta…

Fresas y nata

fresaEsta tarde fui a comprar con mi hermana y mi madre y cuando pasé por la sección de frutería capté un elemento extraño en la composición, un expositor lleno de botes de nata montada azucarada. Me quedé extrañado y fue cuando miré hacia mi derecha cuando se presentó ante mí la verdad absoluta:

Las fresas sin acompañamiento son un regalo incompleto para el paladar.

Impulsivamente coloqué un bote de nata bajo mi brazo y empecé a examinar las bandejas de fresas en busca de las frutas que estuviesen en mejores condiciones de conservación y maduración. Cuando encontré el lote por excelencia, busqué con mirada febril el carro de la compra, como si aquel fuese el único lugar seguro para el preciado cargamento que portaba.

Ahora estoy disfrutando de mi tessssooroooo, intentando acordarme de cuánto tiempo ha transcurrido desde la última vez que comí fresas con nata. Da igual, están buenísimas y eso es lo que importa.