Creo que llevo cerca de 12 minutos mirando la pantalla en blanco del WP para ver si se me ocurría algo para escribir. He empezado a divagar mentalmente y he viajado desde una orilla de la ciénaga que tengo en la cabeza hasta la otra orilla. No he conseguido ningún tema para escupir aquí, y como ya es hora de ir a dormir pues haré lo propio. Pijama y hasta mañana.
Abolición
Esta tarde fui a Santa Cruz y vi en un muro una pintada que rezaba:
SI DIOS EXISTIESE
HABRÍA QUE ABOLIRLO
B.A.
Es en esos momentos cuando me gustaría tener una cámara digital a mano, porque las oportunidades se presentan sin uno buscarlas y hay que aprovecharlas. Tempus fugit y nos quedamos con las ganas.
Salario
Este mes he cobrado 666 €. ¿Estaré vendiendo mi alma?
Durmiendo con un cadáver
Duermo con un cadáver, es mi compañero de cuarto desde hace años. Su cráneo descansa sobre una estantería mientras el resto de su cuerpo está dentro de una caja debajo de mi cama. La primera vez que nos vimos estaba dentro de una bolsa de basura, con tierra, trozos de tendón adheridos a sus huesos y todavía con fragmentos de cerebro dentro de su cráneo.
Lo metimos en la bañera con agua y lejía, lo cepillamos, lo blanqueamos y luego le dimos una mano de barniz. Si ahora tuviese la oportunidad de volver a recibir otro saco de huesos no lo haría igual: la lejía destroza las paredes celulares y acelera la osteoporosis, y no usaría aceite de teca para barnizar, más bien algún tipo de laca transparente que mantuviese el color original del hueso.
Siempre hay una primera vez para todo y pocas veces sale tan bien como querríamos. Aún así le tengo aprecio a mi compañero huesudo, sé que una vez vivió pero una vez muerto nadie fue a renovar su estancia en el antiguo cementerio de La Laguna. Mi prima, estudiante de medicina, se hizo cargo de él y luego pasó a mis manos. Nos ha ayudado a estudiar la parte ósea de la asignatura de Anatomía humana, y le estoy muy agradecido.
No, no le he puesto nombre. A veces lo llamo Juan, otras veces Pepe, y alguna vez también lo he llamado Jaime. Simplemente es mi compañero, da igual su nombre. Ha visto muchas cosas con sus cuencas vacías y me ha dejado escudriñar dentro de su cabeza literalmente. Tenemos una relación sólida, sin lugar a dudas.