Espero que ninguna señorita o señora que leas estas líneas se sienta ofendida, ya que sólo prentendo dar a conocer algunos aspectos anatómicos y biomecánicos que influyen en la caída de los pechos.
El primer paso es usar el nombre correcto para identificar a estos elementos anatómicos: son las mamas. Sonará feo y todo lo que quieran, pero ese es su nombre y no se usa simplemente porque se llaman igual que las de las gatas, las leonas, las gorilas y el resto las hembras mamíferas. Aparte queda el tema de la manía que tiene el ser humano de diferenciarse de los animales cuando en realidad lo somos, pero bueno.
La caída de las mamas no es un suceso exclusivo de las mujeres, los hombres también lo sufrimos sólo que en menor medida: la cantidad de glándulas mamarias es mucho mayor en las mujeres que en los hombres, de ahí que [en la mayoría de los casos] las mujeres tienen mayor volumen mamario que los hombres. Existen hombres con grandes mamas pero por aumento de la grasa o por alguna causa hormonal que aumente el número de glándulas mamarias.
La caja torácica es el soporte del resto de estructuras y está formada por un conjunto de huesos y cartílagos que suponen la base de inserción para los elementos anatómicos: las costillas, el esternón, las clavículas, las escápulas y las vértebras. Las mamas se encuentran sobre los músculos pectoral menor y pectoral mayor.
Sin embargo, la anatomía de las mamas no es tan sencilla como parece. Cada mama tiene una glándula mamaria formada por multitud de células productoras de leche [galactóforos]. Estas células forman conductos que van a desembocar en unos pequeños agujeros en la punta de los pezones [galactoporos]. La anatomía externa de las mamas creo que es bien conocida ya que están a simple vista los pezones rodeados de las areolas, zonas de mayor pigmentación cutánea.
Las glándulas mamarias no se encuentran adheridas al músculo pectoral mayor, sino que cada una está rodeada por dos hojas aponeuróticas, como consecuencia del desdoblamiento del ligamento suspensorio de Cooper o Giraldés, verdadero responsable de la situación de las mamas. Es un poco lioso, así que pondré un ejemplo un poco más fácil de entender:
Imaginemos una bolsa de la compra, de las del supermercado, llena de compra. Las asas serían el ligamento suspensorio y los lados de la bolsa vendrían a representar las hojas aponeuróticas, las extensiones del ligamento. La compra que llevamos dentro sería la glándula mamaria y los depósitos de grasa.
Ya se ha dicho que el ligamento suspensorio el principal responsable de cumplir la función que su propio nombre indica, pero no es el único. La piel, mucho más elástica y menos resistente que el tejido ligamentoso, también ayuda a la función, aunque no es tan eficaz. Las mujeres embarazadas o con grandes mamas presentan a menudo estrías en la piel por fallo en la acción del ligamento suspensorio indicando así la incapacidad de la piel por sí misma para suplir al ligamento.
Ahora que se ha explicado a grandes rasgos la anatomía mamaria, podemos comprender que la forma de las mamas depende directamente del contenido de esta «bolsa» aponeurótica y la resistencia del ligamento. Aparte quedan las consideraciones posteriores sobre la fuerza de la gravedad y el efecto que ésta tiene, ya que a mayor masa mayor será la fuerza que ha de resistir el ligamento suspensorio.